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Marión teje sombras en el día, que por la noche desteje. El poema es esa trama con que pretende conjurar el miedo a pesar de la advertencia de que: se te van a entelar los ojos. En este libro se recogen recuerdos, pedazos de vidrio, terrones: el río, Marión teje también un río, una alfarera, la fragmentada realidad del día a día. Abre cajones, fuerza cajas fuertes con ganzúa. Sí, el poema, nace como la hierba mala, como la verdolaga, como una roja paloma que fluye hacia la nada. Además de recoger lo cotidiano con la escoba del alfabeto, también experimenta con el lenguaje, descubre su punto muerto, su no hay más allá. Entra pues en este CIELO ENTELADO y encontrarás lo fácil y lo extraño, lo real y lo soñado. Encontrarás de pronto una maravilla:

“De vez en cuando chucao prende zorro a la quebrada. Silba de oreja el surazo desperezando un guac”,

O esta otra:

Dulce camino que baja El Monte. Al otro lado del río brillan los grandes morones. Sin prisa entre zarzamoras zumban frutos maduros murmullo de cascadas tábanos azules abejas sepias avispas eléctricas moscardones al aire y ¡tras tarascón! Correteando a mi perro un furioso avispón.

Una sorpresa, el descubrimiento de que se puede nombrar a la realidad de otra manera.

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