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Esa bola de paja del desierto (que no es una bola de paja)

Gabriel Millán*

Cierra los ojos y piensa un momento en un desierto. Quizá imaginaste interminables dunas de arena, como las del Sahara o rojizas montañas de roca como en el Gran Cañón, o vinieron a tu mente paisajes del semi desierto mexicano, como en San Luis Potosí o Querétaro.

Cualquiera que sean las imágenes que vinieron a ti, es muy probable que incluyera a una bola de maleza que rueda por los desiertos; la misma que hemos visto en películas de vaqueros, en muchísimas caricaturas, series, hasta en stickers y gifs de WhatsApp. Eso que parece una bola de paja o maleza es en realidad una sola planta seca, conocida con muchos nombres comunes como planta rodadora, cardo ruso, estepicursor, tumbleweed, etc. y con el nombre científico Salsola tragus.

Esta planta, que hoy vemos con tanta frecuencia en páramos y desiertos, no es una especie originaria de América, sino que ha invadido el continente desde las estepas rusas, de donde las plantas rodadoras son originarias. Con el impulso del viento, estas plantas pueden desplazarse con facilidad a través de los amplios pastizales y matorrales bajos de las estepas.

En 1894 el botánico estadounidense Lyster Hoxie Dewey publicó The Russian Thistle (El cardo ruso), un reporte en el que se explica que, entre 1873 y 1874, un cargamento de semillas de linaza proveniente del Viejo Continente arribó a las costas estadounidenses con destino a Dakota del Sur.

En ese momento nadie sospechaba que además de la linaza el cargamento contenía semillas de planta rodadora, lo que daría inicio a la monumental historia de su invasión. Con el paso de los años, las condiciones ambientales fueron propicias para que esta planta recorriera con gran facilidad las dunas y se convirtiera poco a poco en un símbolo de los desiertos.

Las plantas rodadoras son arbustos anuales, espinosos y acumulan sustancias tóxicas para quienes intentan comerlas, de ahí que tengan pocos o nulos depredadores. Una sola planta pequeña puede producir unas 2 mil semillas, mientras que una planta grande llega a liberar hasta 250 mil semillas. Una vez que la planta se seca y muere inicia su vida viajera.

La planta rodadora se rompe de la base del tallo y se libera del suelo. Ya que adquiere una forma redondeada durante su crecimiento y es liviana una vez que se deshidrata, puede ser empujada por el viento para comenzar su característico ruedo, liberando semillas mientras se desplaza. Se calcula que una planta rodante puede viajar varios kilómetros si así lo permiten la fuerza del viento y la ausencia de barreras. A esto se le conoce como mecanismo de dispersión de semillas, y le brinda a la planta la posibilidad de expandir el área en el que podrían germinar nuevos individuos a partir de las semillas que va dejando en cada vuelta.

Todos estos factores hacen de esta planta una especie con grandes posibilidades de supervivencia, lo que le permite incrementar su población. Si consideramos la gran cantidad de semillas que genera, la amplia zona de dispersión que posee y que cada semilla es potencialmente un nuevo individuo, tenemos una de las plantas invasoras más agresivas de las zonas áridas.

Actualmente las plantas rodadoras están en casi todo el mundo, de Sudáfrica a Japón; de Canadá hasta Argentina pasando por México, en donde se han reportado en muchísimos estados. (En Youtube hay unos videos impresionantes al respecto, solo busquen “Tumble weed invasión”)

Además del daño potencial a la agricultura que pueden hacer estas plantas, es común observarlas invadiendo nichos ecológicos de especies nativas, compitiendo con ellas e incluso desplazándolas. Como son plantas que pueden moverse gracias al viento y a su forma redondeada, su presencia ha comenzado a “uniformar” el paisaje de los desiertos. Esto es especialmente preocupante en ecosistemas sensibles a la perturbación, como los desiertos, donde todos los factores ambientales están implicados en el desarrollo y establecimiento de las especies vegetales.

La invasión de las plantas rodadoras puede modificar las condiciones de luz-sombra, la distribución de los nutrientes, entre otros factores, lo que eventualmente podría desplazar a las especies nativas y a toda la biodiversidad… a menos, claro, que hagamos algo.

*Comunicador de ciencia

Twitter: @Desertius

Para ilustrar:

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