De nueva cuenta, ayer hubo un accidente en la autopista México-Cuernavaca por exceso de velocidad: una motocicleta que, al parecer, era conducida temerariamente, se impactó contra otra que se encontraba detenida. El saldo preliminar son tres personas hospitalizadas a consecuencia de sus heridas.
Principalmente los fines de semana, esa autopista requiere de mayor atención por parte de quienes viajan en auto, porque numerosos motociclistas aprovechan los sábados y domingos para utilizar sus máquinas. El paseo entre Cuernavaca y la Ciudad de México es muy popular y lo más disfrutable para ellos no son las ciudades que se encuentran en los extremos, sino la autopista por la que viajan.
Desafortunadamente, muchas veces la pericia y la prudencia de algunos motociclistas no están a la altura de sus vehículosy el camino los vence, tal y como sucedió ayer.
En el 2020, el INEGI consideraba a Morelos uno de los estados más letales en cuanto a muertes causadas por accidentes de tránsito al ubicarlo en el lugar número 11 a nivel nacional, por encima de entidades como Jalisco, Nuevo León y Guerrero.
Esas estadísticas reflejan el lugar en donde se suscitaron las muertes por accidentes de tránsito, no el origen de los fallecidos, y seguramente la autopista Cuernavaca-México tiene mucho que ver con que Morelos aparezca como más peligroso para conducir que el Estado de México, una de las entidades más transitadas de nuestro país.
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Por otro lado, ya es común que, cuando hay balaceras o asesinatos, se informe que los delincuentes usaron una motocicleta para desplazarse y, en ocasiones, hasta para perpetrar sus crímenes. Pero es ridículo criminalizar a las motocicletas o a sus tripulantes.
La motocicleta es una alternativa económica para mucha gente que requiere moverse en ciudades cada vez más llenasde vehículos y en donde el transporte colectivo no es una opción, ya sea porque también está saturado -como en la Ciudad de México- o porque hay zonas en donde simplemente no existe, como en algunos parajes de nuestro estado.
Lo que podría estar faltando es mayor educación vial y conciencia no solo por parte de los motociclistas, pues son muchos los conductores de auto o camión a quienes parecen no simpatizarles quienes andan en dos ruedas, motorizadas o no.
Probablemente, no sería tan descabellado establecer exámenes obligatorios de conducción y una licencia especial para los motociclistas, pero marcar cascos y motocicletas como si se tratara de criminales, como se ha propuesto en diversos lugares -la iniciativa más reciente fue en la Ciudad de México- tampoco es una opción. Menos todavía lo es colocar reductores de velocidad en las autopistas. Lo que necesitamos es que la prudencia, el sentido común y la consideración por los demás, viajen con el conductor siempre que se utilice cualquier vehículo automotor.