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Por Roberto Abe Camil*

La reciente designación por la Secretaría de Turismo Federal de Tlaltizapán y Xochitepec como Pueblos Mágicos entraña una profunda reflexión con respecto al derrotero del turismo en la entidad. A partir de la conquista y el establecimiento de Cuernavaca como cabecera del Marquesado del Valle de Oaxaca por parte de Hernán Cortés diversos visitantes distinguidos como Humboldt y los malogrados emperadores Maximiliano y Carlota dieron cuenta de las bondades de estas tierras. Durante el cenit del porfiriato, dos británicos fueron precursores del turismo en Morelos, Harry Hampson quien introdujo el ferrocarril a Cuernavaca en 1897, mismo que fue inaugurado en medio de vistosas celebraciones y banquetes por el propio presidente Díaz y poco después Rosa E. King estableciendo el emblemático Hotel Bella Vista que tuvo que cerrar sus puertas tras la cruenta toma de Cuernavaca por las fuerzas zapatistas.

Plutarco Elías Calles alzó una hermosa residencia en donde hoy se encuentra un supermercado en la avenida Morelos cerca de la catedral, sus allegados siguieron su ejemplo, Fernando Torreblanca su yerno, construyó su propia residencia, se edificó la bella casa De la Chica, aún en pie, el Club de Golf Cuernavaca, y el Hotel Papagayo del General Juan Andreu Almazán. Al asentare en la eterna primavera, Calles hizo de Cuernavaca el epicentro político del país, lo cual redundó en visitantes al lugar, incluso el influyente embajador norteamericano Dwigth Morrow compró la pintoresca “Casa Mañana” en la calle que hoy lleva su nombre y fue mecenas de Diego Rivera para plasmar el imponente mural “Conquista y Revolución” en el Palacio de Cortés. La inauguración de la primera autopista del país, la México-Cuernavaca en 1952 acortó las distancias con respecto a la capital, detonando la afluencia de turistas a la entidad.

La ubicación estratégica de Morelos en el centro del territorio, aledaño a la Ciudad de México, las bellezas naturales, por supuesto el envidiable clima, así como nuestro patrimonio histórico y cultural, consolidaron un destino turístico con visitantes de fin de semana, y extranjeros, también con un vibrante segmento de turismo popular que nutrió por décadas la otrora prospera industria de balnearios y parques acuáticos. Ya para fin de siglo el turismo nacional y extranjero fueron un icono morelense y Cuernavaca un referido de México en el extranjero. A su vez el turismo de idiomas, hoy desaparecido por alertas migratorias derivadas de la violencia actual, representó un fuerte motor económico y de prestigio para la capital estatal, hoy subsisten el turismo de bodas y de salud y belleza, más por nuestro clima y ubicación que por promoción de las autoridades locales. El turismo rural que tanto potencial tiene en Morelos, es prácticamente nulo por la inseguridad y el desconocimiento de este segmento. El importante Turismo de Convenciones solo cuenta con una instalación ubicada en medio de un paraje pelón y árido.

Pero Morelos no solo es sol y hermosos jardines, un rico legado histórico, artístico y cultural deriva en una oferta de turismo cultural de primer orden a través de zonas arqueológicas, templos, conventos, haciendas y museos entre otros, a ello se suma el patrimonio inmaterial con nuestras fiestas, carnavales y gastronomía. El territorio morelense cuenta con once conventos y una zona arqueológica, Xochicalco, que son patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Hoy, sin embargo, todo ello está subutilizado. Los sitios, monumentos, pueblos y ciudades lucen sucios, abandonados, deteriorados, la anarquía urbana los afea, por supuesto hay honrosas excepciones, pero desafortunadamente no son las más. Los caminos están en mal estado, sin señalética, plagados de puestos de micheladas y son inseguros.

Los museos en muchos sitios están cerrados, el cuartel de Zapata en Tlaltizapán dista de ser un recinto de carácter nacional. Lamentablemente nuestros nuevos Pueblos Mágicos solo ofrecen un recorrido de unas cuantas horas, no pueden garantizar más de una noche de hospedaje. Por lustros las autoridades estatales se han dormido en sus laureles, se han limitado a cubrir el expediente lanzando campañas publicitarias con una bella actriz como imagen del Estado, pero en la práctica nada se ha hecho, a todo lo anterior se añade el flagelo de la delincuencia que afecta a visitantes y prestadores de servicios, sin duda hay mucho trabajo por delante para devolverle a Morelos la orgullosa prenda del turismo y las glorias que tanta prosperidad nos brindaron.

*Escritor y Cronista Morelense.

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