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Con la inminente designación de quien encabece a la UNAM, para el cuatrienio 2023-2027, habrá de tomarse una de las decisiones universitarias de mayor relevancia y transcendencia para la institución. El proceso siempre rebasa el interés natural de la comunidad universitaria y se torna en una cuestión de interés nacional. Esa circunstancia obliga a ubicar la designación dentro del contexto político-económico-jurídico que se vive en el país.

La Junta de Gobierno debe hacer un análisis cuidadoso y objetivo, cuyo eje vertebral lo sea el perfil personal de las y los aspirantes. Sus integrantes se deben asumir como auténticos universitarios y no portavoces de intereses de ninguna índole, particularmente sobre exigencias de que la institución siga un determinado rumbo que sea acorde con la ideología imperante del gobierno en turno. Lo que debe prevalecer es lo que mejor convenga a la Universidad y a su comunidad. Ni más, ni menos.

En la fase final del proceso, con diez destacados y destacadas universitarias y universitarios que fueron entrevistados por la Junta de Gobierno, no hay cuestionamiento respecto a su trayectoria académica, ni duda de su alto nivel de intelectualidad. Su hoja de vida académica da cuenta de ello. Es una prueba fehaciente de que nuestra Alma Mater cuenta con cuadros de alto nivel y preparación para dirigir sus destinos.

Es de celebrarse que haya coincidencia entre los aspirantes en el compromiso que asumen frente a la Universidad y frente a la sociedad mexicana, de buscar preservar la autonomía universitaria, como piedra angular institucional y continuar con mayor intensidad en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas nacionales. Asimismo, en alcanzar mejores niveles y condiciones para los estudiantes y para los profesores de asignatura. Eso permite mantener y mejorar el posicionamiento institucional entre las mejores universidades a nivel internacional. Ante la riqueza de las propuestas que se desprenden de los proyectos de trabajo, sería saludable que alguna o algunas de ellas se incorporaran, previo análisis de pertinencia y viabilidad, en el Programa de Desarrollo Institucional.

Lo que considero debe ser el parámetro de mayor análisis y reflexión respecto a las y los participantes, radica en el perfil y la experiencia en la gobernanza universitaria, es decir, tener conocimiento, pulso, sensibilidad y temple para enfrentar y tomar decisiones en cuestiones internas y frente a lo externo, que puedan afectar el buen curso de la vida universitaria.

Es indudable que, en los momentos actuales, la UNAM requiere de alguien de probado liderazgo, es decir, que cuente con firmeza para encarar las dificultades que, inevitablemente, todos los rectorados encuentran en el camino. Esto va de la mano con la templanza y ecuanimidad. No se trata de confrontar, sino de conciliar y convencer a la comunidad universitaria sobre la importancia de cumplir con el proyecto institucional y mantener el rumbo establecido. En ese sentido juega un papel relevante el tener cercanía permanente con la comunidad, lo cual se logra, en buena medida, con un equipo adecuado de colaboradores, quienes se caractericen por su experiencia y sensibilidad en la problemática universitaria y sepan resolver las dificultades con solvencia.

El liderazgo también se pone a prueba ante situaciones y circunstancias ajenas al campus, pero que pueden tener mayor impacto en la institución. El líder universitario debe construir esquemas de diálogo sólido y permanente con diversos actores, así como encabezar planteamientos técnico-científicos, con voces plurales y diversas, para generar propuestas de solución a los problemas que padece el país.

A estas alturas, la Junta de Gobierno sabe quién de las y los aspirantes cuenta con ese nivel de liderazgo que se requiere en estos momentos. La comunidad también. Aquí la fórmula de éxito es una: la Junta de Gobierno debe designar al mejor universitario(a).

Reitero lo que dije en mi colaboración anterior (LJM, 23 de marzo): “la designación de Rector(a) es de suma relevancia para los destinos institucionales. Se requiere el mejor perfil y la mejor decisión. Así lo exige nuestra Alma Mater. No puede haber equivocación”.

* Investigador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM.

eguadarramal@gmail.com

Foto: México en fotos