loader image

Juan Antonio Siller Camacho y Marie Regina Siller Boucher

Nuestro viaje por Centroamérica a bordo del Galeón nos llevó a nuestro siguiente destino fronterizo: Honduras. En el límite del área cultural maya, se encuentra el extraordinario sitio arqueológico de Copán, que tiene una de las mejores expresiones de la arquitectura prehispánica. Se caracteriza por su ornamentada escultura en las fachadas de inmuebles del centro ceremonial, así como por su pintura mural, que conforma una integración plástica de arquitectura, escultura y pintura, elementos que en conjunto le otorgan al sitio una majestuosidad digna de admirarse. Asimismo, las estelas monumentales y altares representan una gran riqueza iconográfica, conformando el registro histórico de sus gobernantes labrados en piedra. Destaca sobremanera la escalera del basamento principal con inscripciones jeroglíficas en cada uno de sus escalones a lo largo de toda su estructura.

Es interesante el diseño escultórico de los marcadores del juego de pelota con las figuras de guacamayas, que nos hacen recordar a uno de los tres juegos de pelota del sitio arqueológico de Xochicalco, que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Esta escultura de la guacamaya fue considerada por el escultor inglés Henry Moore como la mejor expresión del arte prehispánico, por la modernidad de su diseño y fue una referencia importante para sus propias obras escultóricas. El sitio arqueológico de Copán fue considerado como Patrimonio Arqueológico de la Humanidad por la UNESCO en el año de 1980.

En la parte norte y central de Honduras existen poblaciones virreinales, entre ellas, Comayagua, ciudad en cuya plaza principal aún se conserva la picota, columna de piedra donde se impartían las ordenanzas y actos de justicia. Fue el punto desde el cual se trazó la ciudad, calles y solares de acuerdo a las ordenanzas de Felipe II, que se emplearon para las fundaciones de los pueblos del Nuevo Mundo. En la región rural pueden encontrarse muchos trapiches de sangre, con sus maquinarias de molienda hechas de madera, y movidas por la tracción animal. En la misma instalación sencilla de una palapa, se tiene la hornalla para el proceso de elaboración de los “panes de azúcar, que son vertidos en moldes de madera para su purgado y secado para la obtención de azúcar. Me recordó a los vestigios arqueológicos que existieron de los primeros trapiches en la región de Yautepec, formados por varios círculos de piedra alrededor de lugares de cultivo que originalmente fueron los primeros cañaverales del siglo XVI en el valle de Cuauhnáhuac. Éstos fueron documentados en prospecciones arqueológicas realizadas por colegas, quienes me consultaron para saber lo que estos círculos de piedra podrían representar, pues no correspondían a estructuras ni materiales prehispánicos.

Finalmente consideramos que fueron vestigios de las primeras instalaciones preindustriales realizadas en la región, constituyendo un importante préstamo cultural introducido por Hernán Cortés mediante el cultivo de la caña de azúcar que se ha preservado por más de quinientos años.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *