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Por Héctor Rosales*


Semana a semana vamos a compartir con el público lector textos que abordarán la porosidad que existe entre dos palabras que son: vida y arte. Esperamos que esta experiencia de comunicación evoque realidades desde las premisas del conocimiento situado, principalmente sobre el territorio del Estado de Morelos, pensado como un sistema abierto en interacciones complejas con el Estado nacional y los flujos y reflujos trasnacionales.
Escribimos desde nuestra pertenencia institucional al Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Nuestro referente son las investigaciones que estamos realizando sobre la identidad nacional mexicana, las culturas populares y un proyecto especial sobre teatro y género. Queremos construir puentes entre los discursos propios de la academia, y una apertura hacia un lenguaje conversacional que busque una voz que salga al encuentro de otras voces.
Con este objetivo deseamos incluir diferentes formas discursivas, desde el lenguaje formal, hasta ejercicios creativos que nos acerque a lo literario. La columna VIDA/ARTE quiere llamar la atención sobre la diagonal que aparece entre las palabras. Ese signo quiere recordarnos que la vida, como fenómeno complejo e inconmensurable establece con el arte, en sus diferentes expresiones, un diálogo que enriquece el hecho misterioso de estar vivos en un planeta que puede ser pensado en su dimensión viviente, como madre Gea o Pachamama.
La vida, como tema artístico nos servirá para salir al encuentro de toda la diversidad de manifestaciones humanas que coexisten en el territorio de Morelos, más allá del conocimiento disciplinario. Vivimos tiempos de crueldad y olvido de los valores esenciales. Nuestra búsqueda reconoce el peso que tiene el funcionamiento económico y político de la sociedad mexicana, pero elegimos el mundo cultural, la selva de símbolos, códigos y formas artísticas que le dan a la vida su sabor y su color.
Invitamos a las lectoras y a los lectores a iniciar y mantener un intercambio dialógico que le dará sentido a este gozo de estar vivos.
Ya son treinta y siete años que inició el sueño llamado “CRIM”. Somos una comunidad universitaria abierta y al servicio de las comunidades académicas, estudiantiles y comunitarias. La interacción universidad-sociedad puede propiciar múltiples procesos y encuentros. Aquí les compartiremos, semana a semana, parte del devenir artístico y cultural del estado. Volveremos a caminar las sendas morelenses, los espacios ya conocidos y territorios desconocidos. Confiamos en la buena voluntad de la mayoría para vestir de palabras hermosas nuestros sueños.
Primera evocación de recuerdos. Desde 1985, el Estado de Morelos ha sido nuestro hogar adoptivo. Como muchas personas, nuestra experiencia migrante está llena de historias alegres y tristes. Mi pueblo de origen se llama: “San Juan Ixtacala”, en el municipio de Tlalnepantla (la “tierra de en medio”) en el Estado de México. Mi memoria me lleva una y otra vez a los tiempos de infancia, adolescencia y juventud. Por eso, desde la clave de una cultura pueblerina, entiendo la importancia que tienen las identidades comunitarias (siempre en proceso de cambio) que vienen de procesos históricos lejanos y que asumen el presente con sus múltiples contradicciones para buscar opciones que les permitan vivir en mejores condiciones materiales, pero sobre todo, con un sentido de pertenencia a colectivos que se caracterizan por tener una cultura propia, como lo pensó el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, autor de un libro muy famoso titulado: México profundo. Una civilización negada. Poco a poco ampliaremos las ideas de este autor y de muchos otros que han contribuido al conocimiento de las culturas populares e indígenas de nuestro país.
La primera mirada hacia las expresiones culturales de Morelos me permitió vivir y luego escribir sobre la Feria y fiesta dedicada a la Virgen de los Milagros, donde pude conocer las tandas culturales, la dinámica comercial artesanal y el peregrinaje centenario de Iztapalapa a Tlaltenango. Después de la pandemia, el 8 de septiembre de 2022 regresamos y tuvimos la impresión de que el tiempo de había detenido. A pesar de los cambios generacionales hay una estructura económica y formas culturales instituidas que permiten ofrecer, al mismo tiempo, permanencia y cambio. (Continuara…).
*Investigador del CRIM/UNAM en Morelos

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