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Fernando Gálvez de Aguinaga*

 

La amistad y la tertulia, las discusiones estéticas y literarias, la necesidad de inventar un mercado para sus propuestas artísticas en un momento en que únicamente existía la Galería de Arte Mexicano y la lucha por la libertad de expresión absoluta, reunieron en 1952 a los artistas Vlady, Alberto Gironella y Héctor Xavier para impulsar la Galería Prisse. Aunque la misma tuvo una corta vida, es la catapulta de una generación que empezó a inventarse caminos distintos a la Escuela Mexicana de Pintura, al Taller de la Gráfica Popular y al Muralismo.  A pesar de la fuerte influencia ideológica de Vlady por haber nacido en la el seno de la Revolución Rusa y por las posiciones políticas de su padre, el escritor anarquista Víctor Serge, a Vlady le interesaba una libertad total en los territorios del arte y creía en ese sentido, que el artista no podía ser un propagandista desde las imágenes, sino un creador lo mismo de temas eróticos, filosóficos, biográficos, paisajísticos, psicológicos,sociales, en fin, de cualquier índole que estuviese dentro de sus intereses. Por lo demás, gran parte de la Escuela Mexicana de pintura estaba dominada por el más feroz estalinismo, hay que recordar que Siqueiros realizó un atentado armado contra Trotsky en el que estuvieron involucrados diversos artistas. Vlady se oponía a ese dogmatismo totalitario como muchos de los artistas de su generación, era un pensador libertario desde las imágenes y un perseguido del estalinismo, así había escapado de Rusia junto a su familia, su madre había perdido la razón en gran medida debido a aquella persecución y tras un peregrinar por diversos países europeos, tuvo que internarse en una clínica para enfermos mentales, quedando ella en Francia y debiendo salir Serge y su hijo Vlady rumbo al exilio en México. 

 

     Vlady también creía que el estilo, las posiciones estéticas, los problemas intrínsecos de un grabado, un dibujo o una pintura, no podían ser determinados por ningún partido o grupo político; el arte y el artista debían expresarse sin condicionantes. Muchos artistas jóvenes que en los años cincuenta estaban buscando nuevas formas de creación en México. Después de Prisse vinieron Proteo, la galería de Antonio Souza, la galería Juan Martín y hasta la propia Galería de Arte Mexicano terminó por abrir sus puertas a la generación que Teresa del Conde bautizó como la Ruptura y otros conocen como la generación Casa del Lago por ser otro de los epicentros de su actividad cultural. Cuando Prisseabrió sus puertas en la calle de Londres de la colonia Juárez, muy cerca había abierto también la Imprenta Madero donde Vicente Rojo trabajaba, muy pronto los pintores, diseñadores y escritores estaban mezclándose en inauguraciones y veladas literarias. Cuevas fue descubierto por Vlady y lo llevó a exponer a la galería Prisse, y Cuevas terminó bautizado como “La Zona Rosa” a una parte del barrio, realizó ahí su mural efímero en un anuncio espectacular publicitario y la movida cultural tenía otra región urbana donde convivir.   Siempre he pensado que las discusiones y temas que abordaban los escritores y pintores en sus obras pictóricas y literarias son las mismas que se manifiestan también en el movimiento mundial de la juventud que es el del 68, no es casualidad que los suplementos culturales, los sitios donde se reunían cada uno de estos artistas manifestara en uno u otro grado sus simpatías para el movimiento. En aquellos años, los artistas veían a Tamayo como una figura a seguir, se nutrían del expresionismo abstracto norteamericano y de los maestros del renacimiento por igual, admiraban la Bauhaus, el expresionismo, a Picasso. Abrazaron cada uno estilos muy distintos, pues no se trataba de un movimiento estético con parámetros homogéneos, al contrario, se trataba de la búsqueda por expresarse en libertad

 

 

 

 

Desde un centro que contiene el fino retrato que trazó Héctor Xavier de Vlady para una exposición de la Galería Prisse, desde el propio autorretrato de mirada múltiple  de Vlady y desde la muerte y  sus metamorfosis informalistas de Alberto Gironella, propusimos en esta exposición un punto expansivo de una generación que transfiguró la cultura en México. 

         

El pintor Vlady nació en Petrogrado, Rusia, y murió en Cuernavaca. A propósito de la exposición restrospectivade Vlady en San Ildefonso, y de la del Centro Vlady, Emiliano Becceril invita a esta columna a Fernando Gálvez de Aguinaga, responsable del Centro Vlady.

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