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El 8 de marzo también es indígena

 

En la conmemoración del día internacional de la Mujer, voces de más de 150 mujeres indígenas de Morelos retumbaron al unísono en el marco de la casa de Zapata en Anenecuilco. Mujeres jóvenes, adultas, ancianas, pertenecientes a comunidades originarias o a comunidades indígenas migrantes, hablaron en lengua Náhuatl, Tlapaneca, Mixteca o española, describieron la vida en sus comunidades, se reconocieron entre ellas mismas, reflexionaron sobre los problemas comunes que enfrentan y sobre la riqueza de su diversidad cultural que les ha permitido sobreponerse a la imposición de una cultura hegemónica.

Sustentan sus voces en luchas ancestrales de las mujeres indígenas mexicanas, no porque conozcan a detalle la historia de los movimientos libertarios de nuestro país y el papel de las mujeres indígenas en éstos, sino porque son portadoras de esas historias trasmitidas de generación en generación, de abuelas a nietas. Las mujeres indígenas de Morelos de hoy encarnan el dolor producido por la discriminación, la marginación y el racismo que su linaje ha padecido por más de 500 años. Ellas, son ahora las que defienden sus identidades y su derecho a una vida digna, con justicia y con igualdad. Los instrumentos de lucha han cambiado, de las armas al diálogo y la movilización, las causas profundas de estas luchas siguen siendo las mismas.

 

En el diálogo sostenido en las 16 mesas de trabajo, las mujeres indígenas manifestaron sus preocupaciones y los problemas que aquejan a sus comunidades. Hubo acuerdo en que la pérdida de la lengua materna, de sus usos y costumbres y de sus tradiciones debilitan la transmisión de su cultura y la apropiación de la identidad indígena en las nuevas generaciones. En su mayoría, las mujeres participantes expresaron la desigualdad existente entre las condiciones de vida de las comunidades indígenas y el resto de la población, en particular, las mujeres integrantes de comunidades indígenas migrantes señalaron con fuerza y claridad la carencia de los servicios básicos en sus comunidades, no tienen agua potable, ni drenaje, las calles no están pavimentadas ni cuentan con alumbrado público, no hay escuelas primarias ni secundarias en sus comunidades, mucho menos de nivel medio-superior, no hay espacios públicos recreativos para niñas, niños y jóvenes.

Las mujeres comentaron sus experiencias en la defensa de su territorio, contra el despojo del que han sido objeto por la implementación de megaproyectos mineros e inmobiliarios que no sólo les arrebatan el territorio sino sus fuentes de agua, como es el caso del manantial Chihuahuita que ha sido defendido por décadas por los pueblos originarios. Señalaron también que los gobiernos municipales no atienden las necesidades de las comunidades indígenas, ni les entregan los recursos económicos que en términos de la ley les corresponden.

Lo manifestado por las mujeres en el encuentro se corrobora en el diagnóstico contenido en la Propuesta de iniciativa de reforma constitucional sobre los derechos de los pueblos indígenas y afromexicano [1], presentada al Congreso de la Unión y producto de una consulta indígena realizada por el INPI a las comunidades indígenas y pueblos originarios de México. En este diagnóstico se reconoce que “el actual diseño institucional del Estado mexicano con relación a los pueblos indígenas y afromexicano no ha contribuido a re­solver los problemas estructurales de pobreza, exclusión y marginación en que viven dichos pueblos”. Algunos datos que sustentan esta afirmación señalados en el documento citado son:

La población que se autoadscribe indígena en México es poco más de 23 millones de personas (21.5% del total nacional de acuerdo a INEGI 2015), en las regiones indíge­nas se localiza el 65.4% de la biodiversidad que está siendo protegida bajo la figura de Área Natural Protegida, y se capta el 23.3% del agua del país, gracias a sus prácticas ancestrales de relación y cuidado de la naturaleza; sin embargo, existe una clara desigualdad en la atención y distribución de recursos y servicios entre las personas indígenas y la población general.

Respecto a educación, mientras que en México una persona hablante de algu­na lengua indígena alcanza solamente 6.6 años de escolaridad, en promedio, la educación de una persona no indígena es de 9.4 años. El 60% de la población de hablantes indígenas de México, mayor de 24 años de edad, no terminó su educación primaria, en tanto que apenas 33% cuenta con la primaria completa, sólo 5% terminó la secundaria; y, aproximadamente, el 2% alcanzó estudios completos de educación superior

En cuanto a salud, los municipios que mantie­nen tasas más altas de mortalidad infantil son justamente aquellos con mayor pobla­ción indígena.

En cuanto a indicadores de pobreza, el 57.5% de los y las indígenas presentan carencia por servicios básicos de la vivienda y 36% de los municipios considerados indígenas [2] son de muy alta marginación.

Las mujeres indígenas convocaron a Margarita González Sarabia para que asistiera, como invitada especial, al encuentro de conmemoración del día Internacional de la Mujer y participara en el diálogo organizado por ellas, escuchara sus reflexiones y propuestas para resolver los problemas que enfrentan en sus comunidades, mejorar sus condiciones de vida y fortalecer su cultura.

Margarita escuchó con atención a las cuatro mujeres indígenas elegidas por sus compañeras para presentar las conclusiones de las mesas de diálogo, tomó nota de lo manifestado por ellas y se comprometió a reflexionar sobre lo expresado y a recorrer las comunidades empezando por las comunidades indígenas migrantes del municipio de Villa de Ayala, para ver directamente la situación descrita y hablar con sus pobladores. El diálogo entre Margarita y mujeres indígenas está abierto, será un diálogo profundo y respetuoso que seguramente llevará a disminuir las desigualdades, la pobreza, la discriminación y la marginación que ha caracterizado la vida de las comunidades y pueblos indígenas de Morelos.

[1] Publicada por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) y la Secretaria de Gobernación. El Diagnostico se presenta en págs. 44-124

[2] Municipios con 70 % y más de población indígena.