En Morelos sí se tiene conocimiento de maestros que han sido agredidos físicamente por los propios estudiantes, sin embargo, no se atreven a denunciar los hechos por miedo a represalias, no sólo de los agresores, sino de sus propios padres de familia, quienes en la mayoría de las ocasiones se desconoce a qué se dedican y si es lícito o no.
Jesús Longar Estrada, director diocesano de Cáritas en el estado, explicó que derivado de los trabajos que la iglesia ha llevado a cabo, a través del programa de Cultura de la Paz dentro de las escuelas, se tuvo conocimiento que en una secundaria de Cuernavaca un alumno se confabuló con otros compañeros para golpear a una docente, quien no lo hizo de conocimiento a las autoridades competentes por temor.
“Tengo registrado un caso donde los alumnos se organizaron y esperaron a una profesora y la golpearon aquí en Cuernavaca, en el ciclo escolar pasado. Los maestros van con mucho cuidado porque ahora ya no tienen esa libertad para intervenir en un determinado caso. Los maestros tienen miedo, de dónde vienen los muchachos, quiénes son los papás, etcétera”, expresó el también coordinador de la pastoral social en la Diócesis de Cuernavaca.
Por ello, explicó que como parte de su programa de pacificación, se ha trabajado coordinadamente para fortalecer la Reforma Educativa, dentro de las primarias, a fin de lograr la reconstrucción del tejido comunitario mediante la enseñanza de la resolución pacífica de los conflictos en el área de clases.
“Trabajamos directamente con los maestros capacitadores para que puedan resolver los conflictos con los muchachos en el aula de clases con los alumnos y que ellos encuentren otro modelo para resolver sus problemas”, abundó.
Ante la problemática, reconoció que se ha detectado una creciente estigmatización contra alumnos provenientes de algunas colonias que han sido catalogadas por las autoridades como focos rojos, como Milpillas o La Barona, por citar algunos ejemplos, a cuyos estudiantes se les tiene catalogados como “de cuidado”.
