El arte es una expresión humana que abarca múltiples dimensiones, desde la estética hasta la capacidad de provocar emociones y transmitir mensajes profundos. Es una herramienta poderosa que puede generar pensamiento crítico, debate y transformación social.
En este contexto, el arte feminista es una manifestación que busca dar voz a las experiencias y luchas de las mujeres, así como desafiar las estructuras de poder y los roles de género tradicionales. En entrevista para La Jornada Morelos, Isadora Escobedo Contreras, secretaria de investigación de la Facultad de Artes, docente, activista y miembro de Cultura 33+3, resalta la diferencia entre arte femenino y feminista y comenta cómo las artistas de Morelos utilizan el arte como herramienta política.
Escobedo Contreras explica que el arte femenino, en general, abarca obras realizadas por mujeres o por personas que comparten una experiencia en común, como la feminidad. En contraste, el arte feminista manifiesta abiertamente una postura política a favor de los derechos humanos de las mujeres, lo que incluye la legalización del aborto, la libertad sexual, la igualdad de género y la visibilización de las violencias que enfrentan las mujeres y niñas.
En el contexto de Morelos, las artistas feministas utilizan el arte como una forma de expresión y resistencia ante las múltiples violencias que sufren. Sus obras desafían los roles y estereotipos de género, visibilizan historias excluidas de la narrativa dominante y promueven una mayor igualdad y cambio social.
Algunas de estas artistas están dejando una huella en la escena artística y social. Isadora Escobedo señala a pioneras como Magaly Lara y su grupo Marzo, quienes han sentado las bases para una producción artística comprometida con las temáticas feministas. También destaca nombres de artistas como Tracy Jiménez, Pita García, Larisa Escobedo y otros, quienes abordan temas urgentes como los feminicidios a través de su arte.
El trabajo de María Antonieta de la Rosa Prieto es ejemplo del arte feminista producido desde Morelos y su contexto. Su mapa bordado del estado documenta los feminicidios ocurridos desde 2015 hasta la fecha. Esta obra ofrece una reflexión dolorosa pero necesaria sobre los asesinatos perpetrados por razones de odio hacia la mujer en nuestra región.
Además, destaca el trabajo de la colectiva «Las Nombramos Bordando», de la cual María Antonieta de la Rosa también forma parte. Esta colectiva se ha convertido en un símbolo de la lucha feminista, especialmente durante las marchas. Su principal actividad consiste en bordar los nombres de las mujeres y niñas que han perdido la vida víctimas de feminicidio desde el año 2019 en trozos de manta de 20×20, donde se incluye el nombre y la fecha en que ocurrió el crimen.
Además, como parte de estas acciones, se ha creado un ataúd cubierto con estos bordados, el cual es llevado en procesión cada año desde el Jardín Borda hasta el Zócalo. Este acto performático establece una conexión clara entre el arte y el activismo y busca generar un impacto social profundo. Se trata de un arte que trasciende los límites de los museos, incorporándose al espacio urbano y a la vida cotidiana de las ciudades para mostrar su compromiso con la transformación social y la justicia de género.Principio del formulario
Finalmente, Isadora Escobedo Contreras afirma que artistas feministas en el estado enfrentan desafíos en su camino, asevera que, “seguimos estando en una época donde el feminismo le saca ronchas a la gente. El principal desafío es sobrevivir a la violencia, a las instituciones y lidiar con la frustración de que estas tienen una resistencia natural a incorporar discursos feministas y colectivos en los trabajos”. Sin embargo, refiere que gracias al respaldo de la academia se ha avanzado en la materia; las investigaciones teóricas feministas que se hacen desde la universidad han jugado un papel fundamental en sustentar el arte feminista y darles espacios a las mujeres dentro de las instituciones artísticas.
Foto: La Jornada Morelos
