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A casi dos meses de la partida del fotógrafo y antropólogo morelense Adalberto Ríos Szalay, familiares, amigos y allegados se reunieron en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca para recordar su legado y honrar su memoria.

En el homenaje se proyectaron de entrevistas y charlas que Ríos Szalay concedió en vida, permitiendo a los asistentes escuchar sus reflexiones sobre su identidad, su amor por México y su dedicación a retratar y preservar la esencia del país, su fauna, sus paisajes, su cultura y su gente. A lo largo de su carrera, Ríos Szalay publicó más de 45 libros en México y Europa, centrados en la arquitectura, el turismo y el patrimonio cultural material e inmaterial, todo ello a través de sus imágenes.

“Soy de Cuernavaca, Morelos, donde nací el 21 de marzo de 1943”, comenzaba la proyección, que incluía una selección cuidadosamente curada de sus palabras. “Para mí, la fotografía fue una manera de empezar a observar, y a través del lente me empecé a dar cuenta de qué hermosos eran los paisajes de México, incluyendo aquellos satanizados como el desierto. ‘Ahí no hay vida’, decían; no, ahí hay muchísima vida y una vida extraordinaria”, explicaba Ríos Szalay.

Algunos de sus amigos más cercanos compartieron con el público sus recuerdos y testimonios sobre quién había sido Adalberto Ríos Szalay: su elocuencia, su sentido del humor, su carácter afable y su extraordinaria visión y amor por México. Entre los participantes estuvieron María Helena González, Miguel Ángel Cuevas, Marcela Tostado, Carlos Villaseñor, Lya Gutiérrez Quintanilla, Roberto Abe Camil, Graciela Mota y Gustavo Garibay. Cada uno de ellos ofreció anécdotas y reflexiones sobre el impacto y legado de Ríos Szalay. “Es importante que entendamos que no hay un solo Adalberto, sino muchos Adalbertos que nos abrieron caminos y que de alguna forma lo hacen el portador de este México que había que retratar y enaltecer”, señaló la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Graciela Mota.

Carlos Villaseñor instó a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) a fortalecer sus esfuerzos para preservar el Archivo Compartido Tres Ríos, una obra monumental que contiene más de un millón de imágenes de los cinco continentes y ha sido inscrita como Memoria del Mundo-México por la UNESCO. Este valioso acervo, creado por Ríos Szalay junto con sus hijos y compartido con la UAEM, es esencial para la memoria histórica de Morelos y su preservación debe ser una prioridad. “Para él, lo importante era que este acervo encontrara un destino útil, que su trabajo de 40 años no se perdiera, y esa tarea sigue pendiente”, subrayó Villaseñor. Según la filosofía de Szalay, este archivo representa un compromiso con el patrimonio de la humanidad, promoviendo la cultura, la educación, la ciencia y la riqueza de la biodiversidad. Esto implica la responsabilidad de mantenerlo vivo, transmitirlo a futuras generaciones y hacerlo accesible al público de manera gratuita.

Antes de cerrar el evento, Ernesto Ríos Lanz, hijo de Adalberto Ríos Szalay, agradeció a los presentes por compartir sus testimonios y participar en el homenaje. Reconoció el legado de su padre y la responsabilidad que significa para él y su hermano continuar con éste. “Para mí es fundamental visualizar su trabajo, un gran orgullo y también una gran responsabilidad que tenemos mi hermano y yo para continuar con su legado; estoy trabajando día y noche para lograrlo y espero seguir contando con este apoyo. La herencia cultural que estamos recibiendo no es una cuestión solo familiar, sino de una comunidad”, afirmó.

El homenaje culminó con un emotivo corrido dedicado a Ríos Szalay, interpretado por el músico Jesús Peredo, seguido de un video que mostraba la obra del fotógrafo, con piezas seleccionadas por su hijo Ernesto y acompañadas de música, ofreciendo una interpretación de su legado.

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