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Pese a su vital función en la sociedad, , salvo por algunos periodos de avance verdadero, el magisterio ha sido históricamente desdeñado por la autoridad educativa, para lo que ha requerido de organizarse y luchar por cada uno de los derechos laborales de que hoy goza. En esta histórica lucha, que inició incluso antes de concluir la Revolución Mexicana, diversas fuerzas tuvieron que formarse para dar génesis a lo que desde hace ocho décadas conocemos como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Orígenes del sindicalismo en la educación

Desde 1915, los maestros de México buscaron tener una organización sindical nacional, ese año, Veracruz fue sede de una convención de maestros que buscaba ser la génesis de una representación laboral real para el magisterio en México.

En 1920, se integró la Liga Nacional de Maestros; en 1924 un grupo de docentes constituyó la Liga de Maestros Racionalistas; después, en 1926 se creó la Confederación Nacional de Maestros que, curiosamente, sólo tenía miembros en la Ciudad de México. Poco antes de finalizar la época de los veinte, se formó la Confederación Nacional de Organizaciones Magisteriales.

En 1930 se integró la Unión de Directores e Inspectores Federales de Educación que, un año después, se alió con la Confederación Nacional de Organizaciones Magisteriales y el Frente Revolucionario del Magisterio, para dar lugar en 1932, a la Confederación Mexicana de Maestros. Para entonces ya se había organizado la Liga de Trabajadores de la Enseñanza, filial de la Internacional de Trabajadores de la Educación con sede en París. En 1935 estas Organizaciones se fusionaron para dar lugar al Frente Único Nacional de Trabajadores de la Enseñanza.

También en 1935, se constituyeron el Sindicato Único de Trabajadores de la Enseñanza Superior Campesina y la Confederación de Trabajadores de la Enseñanza. En 1937, surgió la Federación Mexicana de Trabajadores de la Enseñanza que, en 1938, se convirtió en el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana. Este nuevo sindicato, se abocó a una labor de consolidación y unificación, estado por estado; sin embargo, en 1940 surgió una nueva organización gremial: el Sindicato Nacional Autónomo de la Educación, en el que la mayoría de los profesores, eran de zonas rurales; con ellos, se integró el Frente Revolucionario de Maestros de México.

La atomización los hacía muy débiles

La enorme cantidad de organizaciones defensoras de los trabajadores de la educación eran débiles ante el enorme poder del naciente presidencialismo en México, por lo que la urgencia de unidad sindical resultaba más que obvia, así que en 1941 se convocó a un congreso en la ciudad de Querétaro donde tras muchas diferencias, algunos grupos de docentes integraron el Sindicato Único de Trabajadores de la Enseñanza.

Pero ese primer intento de organización nacional inmediatamente evidenció las diferencias entre los grupos magisteriales que pretendían mantener sus propias dinámicas de liderazgo, por lo que fue necesario crear el Comité Coaligado de Unificación Magisterial, que construyó el primer pacto de unidad (acuerdo que será clave para el sindicalismo magisterial desde entonces) del que derivó un Congreso que se llevó a cabo del 24 al 28 de diciembre de 1943, llegándose a la constitución del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Los organismos sindicales se unificaron y designaron secretario general al historiador Luis Chávez Orozco; con él se integró el primer Comité Ejecutivo Nacional.

Luis Chávez Orozco, electo para el período 1943-1945, enfrentó las pugnas políticas e ideológicas que lo llevaron a renunciar en medio de ataques provenientes de todas partes en la organización. Sucedió a Chávez Orozco uno de sus principales disidentes, Gaudencio Peraza Esquilano de 1945 a 1949, designado en el primer Congreso Nacional Ordinario del SNTE a finales de diciembre de 1945 en Cuernavaca.

La consolidación del SNTE como parte del corporativismo

Jesús Robles Martínez fue el tercer secretario general del SNTE, su gestión enfrentó conflictos con los gobiernos de Nayarit y Oaxaca. Pero en el plano interno aún debatía sobre su orientación ideológica, acercarse al corporativismo priista, o seguir a las corrientes lombardistas y populares que abanderaban muchos de sus miembros, incluso hubo llamados de los comités ejecutivos nacional y seccionales al magisterio para mantener el respaldo a la dirigencia y a los actores políticos para abstenerse de dividir al SNTE.

Las disputas continuaron durante los periodos sindicales de Manuel Sánchez Vite y Enrique W. Sánchez (1952 a 1958), fechas en que el SNTE se decantó por ser un aliado del gobierno federal. Cuando en el 1956 el sindicato aceptó del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines un incremento salarial de menos de la mitad del solicitado, la disidencia del SNTE en la sección 9 (Ciudad de México), tiene argumentos para organizarse con Othón Salazar como líder. El disidente convoca a formar el Movimiento Revolucionario del Magisterio a finales de 1957 e inicia un periodo de movilizaciones callejeras que amenaza nuevamente la viabilidad del SNTE.

El 1 de septiembre de 1958, en su último informa de gobierno, Adolfo Ruíz Cortines, al advirtió del uso de la fuerza pública mantendría el orden en caso “actos de provocación” de los maestros. El MRM convocó a una manifestación el 6 de septiembre, Othón Salazar fue detenido horas antes y la policía evitó la movilización. La fuerza pública también sometió a estricta vigilancia otros sindicatos, como los de petroleros y ferrocarrileros que apoyaban a los maestros; el ejército patrullaba las calles para evitar que otro intento de manifestación docente.

Al día siguiente, Othón Salazar y otros líderes fueron consignados por el delito de disolución social. El MRM convocó a una serie de paros para exigir la libertad de los detenidos; intervino el CEN del SNTE para evitar represiones a los maestros; se iniciaron negociaciones y se convocó a un referéndum para dirigir el movimiento disidente en el que resultó triunfador el Gabriel Pérez Rivero.

Ya siendo presidente Adolfo López Mateos, y a solicitud de los directivos nacionales del SNTE, la Procuraduría se desistió de la acción penal en contra de Othón Salazar y su grupo.

En su V Congreso Nacional, en noviembre de 1958 el SNTE eligió como su nuevo que se eligió a Alfonso Lozano Bernal originario de Saltillo. Su gestión estuvo marcada por el conflicto con la sección 9 que había convocado a un paro indefinido de labores, contra la política de la dirigencia nacional. La SEP tomó la medida de cesar a quienes pararon labores y endureció su postura contra las protestas. Fue un conflicto de meses y después de los que los docentes decidieron levantar el paro.

De la ruptura a la reunificación

Ya septiembre de 1960 el XII Consejo Nacional Ordinario del SNTE, discutió ampliamente la situación de la Sección 9. En los trabajos celebrados en Chihuahua, Alberto Larios Gaytán fue designado secretario general del CEN del SNTE. Durante su gestión, se realizaron diversas manifestaciones en defensa de los libros de texto gratuitos editados por la SEP durante el gobierno de López Mateos. Larios Gaytán logró reunificar al magisterio y la reinstalación de los docentes cesados.

En noviembre de 1964 en Puerto Vallarta, se instaló el VII Congreso Nacional Ordinario, en el que resultó electo como secretario general Edgar Robledo Santiago originario de Motozintla Chiapas; durante su gestión, se firmaron convenios de nivelación de sueldos. Durante su gestión, tiene lugar la reunificación con los últimos maestros que se habían separado en 1960; se firmaron convenios de nivelación de salarios con 15 estados de la República y la participación del del SNTE en la Asamblea Nacional del Proletariado Mexicano.

En diciembre de 1967 se llevó a cabo en Oaxaca el VIII Congreso Nacional Ordinario, en donde se designó a Félix Vallejo Martínez como nuevo secretario general del CEN. Sus principios fueron la independencia, autonomía, democracia interna y unidad sindical. Anunció la creación del Instituto de Capacitación Sindical y advirtió que la reforma educativa tendría que ajustarse al artículo tercero constitucional.

Llega la vanguardia revolucionaria

El IX Congreso Nacional Ordinario del SNTE se llevó a cabo en febrero de 1971 en Nuevo Laredo Tamaulipas; lo inauguró el presidente Luis Echeverría, quien en su discurso hizo referencia a la importancia de la participación política del magisterio.

En esa sesión, se eligió a Carlos Olmos Sánchez como secretario general para un período que terminó en 1974, en su discurso señaló que la unidad sería el factor primordial para el avance del SNTE; con él, se integró una Comisión Tripartita para cambiar el sistema de pagos y hacerlo más ágil, indicó en ese momento que «debemos profesionalizar a los maestros y otorgarles lo que económicamente corresponda con justicia o se verá obligado a buscar otros trabajos». Simultáneamente, se crearon mil 500 plazas de primaria doble turno.

Pese al aparente buen inicio de relaciones con la presidencia de la República, en 1972 el gobierno federal retuvo la respuesta de incremento salarial, facilitando que el 22 de septiembre de 1972, cuando la mayoría del CEN encabezada por Carlos Jonguitud Barrios acuerda desconocer a Carlos Olmos Sánchez; alegando que “una camarilla” había tenido el control del SNTE. Cuatro días después, se oficializó el albazo en el IV Consejo Nacional Extraordinario, integrado por casi la totalidad de los secretarios seccionales. En noviembre de 1972, se efectuó el V Consejo Nacional Extraordinario del SNTE en el que la SEP acordó responder favorablemente al pliego de demandas y un incremento salarial para lo que SEP autorizó 5 mil millones de pesos.

Ya en agosto de 1973, se constituyó el Frente Político Magisterial que sería la génesis de Vanguardia Revolucionaria como un movimiento al interior del SNTE, dirigido por Jonguitud Barrios, originario de Coxcatlan S.L.P. quien tomó protesta como nuevo secretario general en febrero de 1974, en La Paz, Baja California.

Durante su gestión, Jonguitud Barrios, solicitó la creación de la Universidad Pedagógica Nacional fundada en el gobierno de José López Portillo; se lograron aumentos salariales, así como cursos de licenciatura y doctorado para docentes. Por gestiones del SNTE, el presidente Echeverría, inauguró el edificio de la Editorial del Magisterio.

En 1977 fue el XI Congreso Nacional Ordinario del SNTE, que designó como secretario general José Luis Andrade Ibarra originario de Baja California, quien nombró a Carlos Jonguitud, asesor vitalicio del SNTE. Los oficios de Jongitud Barrios le posibilitaron ser, gracias al control sobre el magisterio, parte del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, diputado federal, senador, director del ISSSTE y gobernador de San Luis Potosí.

La “primavera magisterial” y su ocaso

En 1989, se desencadenó una lucha de los trabajadores de la educación, que desde dentro del SNTE se ha denominado «primavera magisterial», que expresaba el hartazgo por la crisis económica, la inflación y la depreciación de los salarios y la falta de democracia sindical. En esta etapa, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, creada en 1979 como una expresión de la llamada » insurgencia obrera» de 1970 (la misma que dio origen a sindicatos en la UNAM, Luz y Fuerza, y otras organizaciones radicales) fue protagonista. Las movilizaciones magisteriales en todo el país y la presión del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, llevaron a la renuncia, el 23 de abril de 1989 de Carlos Jongitud Barrios a Vanguardia Revolucionaria y al SNTE. En una noche, las secciones sindicales del país fueron vigiladas de cerca por la policía, y se operó el relevo en la dirigencia del SNTE que ocuparía Elba Esther Gordillo.

Carlos Salinas de Gortari impulsó a Gordillo Morales quien sería su aliada en lo que se llamó la «Modernización Educativa», con un Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica con el que se operó la descentralización, articulación de la educación al sistema productivo y vinculación de planes de desarrollo económico en el terreno educativo. Presidió la secretaría general durante los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón; este último, designó a familiares de la maestra en cargos clave de la administración educativa federal.

Al término de su gestión, Gordillo se autonombró presidenta vitalicia del SNTE. En el 2013 ya con Enrique Peña Nieto en la presidencia, vino la ruptura del gobierno federal con el gordillismo. Los presuntos manejos fraudulentos de cuotas sindicales permitieron al gobierno de Peña Nieto encarcelar a Gordillo Morales quien posteriormente logró el beneficio del arresto domiciliario en que se mantuvo hasta su liberación en el 2018.

La sucedieron en la secretaría General Refugio Araujo del Ángel de 1989 a 1995; Humberto Dávila Esquivel de 1995 a 2000; Rafael Ochoa Guzmán de 2000 a 2013; Juan Diaz de la Torre de 2013 a 2018 y Alfonso Cepeda Salas de 2018 a la actualidad.

Las reformas constitucionales del sexenio de Peña Nieto obligaron al SNTE a establecer un mecanismo de democracia directa en la designación de sus dirigencias. Este procedimiento ha permitido que, en las secciones donde se ha establecido, los comités seccionales sean más aliados de la base magisterial que de las autoridades educativas, restableciendo el origen combativo del sindicalismo magisterial, pero con una base de unidad nacional que le permite mantener su fuerza.

Fotos: Cortesía SNTE