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Un grupo de personas junto a un niño Descripción generada automáticamente con confianza media

El 20 de diciembre fue designado por las Naciones Unidas como el Día Mundial de la Solidaridad Humana, con el propósito de fomentar el desarrollo humano y social. En esta línea, la ONU sugiere que esta conmemoración sea una ocasión para celebrar nuestra unidad en la diversidad. Asimismo, se pretende sensibilizar al público sobre la importancia de la solidaridad, fomentar el debate sobre cómo promoverla para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y motivar nuevas iniciativas para asegurar la dignidad para todos.

En este contexto, en Santa María Ahuacatitlán existe un colectivo denominado Chirimoyos, compuesto por 8 jóvenes residentes de la comunidad, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo comunitario mediante la participación de las juventudes locales. Buscan lograr un crecimiento colectivo para preservar, mejorar y regenerar el entorno social y ambiental de la comunidad.

Este año, Santa María Ahuacatitlán experimentó un aumento en los índices de violencia, con robos a casas, ataques armados y homicidios. A pesar de estas circunstancias, los jóvenes de la comunidad se esfuerzan por crear espacios seguros para niños, y garantizan así su desarrollo social y cultural.

La iniciativa surgió en 2019 cuando Yotzelin Ivette Islas Hernández fue seleccionada por el programa «Jóvenes por la transformación», impulsado por el IMJUVE. Esto la llevó a crear una brigada comunitaria e integrar un equipo de 25 jóvenes. Al concluir el programa y cumplir con el plan anual, decidieron seguir trabajando en favor de la inclusión y empoderamiento de las juventudes.

Yotzelin Islas, egresada de la carrera de Gestión Intercultural de la UAEM y con experiencia en el trabajo comunitario, comparte que siempre ha tenido interés en participar en iniciativas de desarrollo comunitario. Sin embargo, observó que a veces no hay espacios que permitan que los jóvenes participen y propongan iniciativas. Destaca que, «siempre se ha etiquetado a las juventudes como indiferentes, pero con esto comenzamos a demostrar que es distinto. Muchas veces los jóvenes sí tienen iniciativas, pero no hay espacios donde se les pueda escuchar».

El colectivo cuenta con profesionales de diversas disciplinas, como gestores interculturales, antropólogos, arquitectos, docentes e ingenieros. Han llevado a cabo talleres estacionales, como talleres navideños, de fotografía para niños, y un curso de verano de regularización en español y matemáticas debido a que notaron el rezago educativo provocado por la pandemia. Yotzelin comenta que, “hemos creado un espacio de escucha, de encuentro y de diálogo donde las juventudes podemos ser partícipes, proponer ideas, elaborar un plan de trabajo y echar a andar los talleres”.

Entre sus proyectos más destacados, está «Xinachtli, creciendo en comunidad» que en 2021 y 2022 fue seleccionado por el componente «Semillas» del IMJUVE. Éste este proyecto tuvo como objetivo principal promover la preservación del medio ambiente y la salud alimentaria mediante la implementación de huertos comunitarios. Un ingeniero en electrónica y comunicaciones, integrante del colectivo, ideó un sistema de riego controlado por una aplicación de celular. Esta iniciativa no solo facilitaba el cultivo, sino que también despertaba el interés de las niñas y los niños de la comunidad en el cuidado del medio ambiente, una alimentación saludable, y la aplicación práctica de la ciencia y la tecnología en el ámbito agrícola.

Yotzelin percibe que el colectivo ha creado un espacio de cultura, desarrollo social e integración. Han establecido una red de confianza e intervención comunitaria que ha sido reconocida por instituciones más grandes. En una ocasión, El Papalote Museo del Niño buscó una alianza con ellos para llevar proyectos de desarrollo a las comunidades, y la iniciativa fue un éxito porque los padres de familia aceptaron la invitación dada su confianza en el colectivo.

En relación con los altos índices de violencia en Santa María Ahuacatitlán, Yotzelin opina que han tratado de crear espacios donde niños y niñas se sientan seguros. Sugiere que el Estado podría cooperar al reconocer las acciones emprendidas en las comunidades y generen redes colaborativas que brinden asesoramiento, capacitación y apoyo para garantizar la seguridad y facilitar los espacios para llevar a cabo los talleres, así como proporcionar recursos y materiales.

En este sentido, el colectivo Chirimoyos contribuye de manera solidaria y voluntaria a la comunidad, proporciona espacios seguros para que los niños se desarrollen en un entorno pacífico, saludable y ecológicamente equilibrado. Yotzelin y el colectivo esperan incidir de manera positiva en el bienestar social y consolidarse como un grupo que promueva el desarrollo desde la base en la comunidad de Santa María Ahuacatitlán.

Fotografías: Cortesía de Chirimoyos

Un grupo de personas junto a un niño

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Pie de foto: En el taller navideño de creación de piñatas.

Imagen que contiene tabla, pastel, comida, café

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Pie de foto: Resultados del taller Papalote en tu colonia, colaboración entre Papalote Museo del Niño y el colectivo Chirimoyos.

Un grupo de personas en una tienda

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Un grupo de niños en un parque

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Pie: Niños y niñas participantes del taller “Diario fotográfico de mi comunidad”

Un grupo de personas posando para la cámara con una estatua de una persona

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Pie de foto: Equipo de Chirimoyos.

Una persona con un sombrero

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Pie de foto: Yotzelin Ivette Islas Hernández