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¿Alguna vez has sentido ardor, escozor, enrojecimiento, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño en los ojos o visión borrosa? Podrías estar experimentando el síndrome del ojo seco, una condición que ocurre cuando los ojos no producen suficientes lágrimas para mantenerse húmedos o cuando las lágrimas no cumplen correctamente su función.

En entrevista para La Jornada Morelos, Ximena Vega, licenciada en optometría y especialista en adaptación de lentes de contacto y farmacología ocular de Alcon Laboratorios, nos habla sobre este padecimiento, los factores de riesgo y las recomendaciones para su tratamiento.

Actualmente, el síndrome del ojo seco afecta a una gran parte de la población mexicana, especialmente a aquellos expuestos a ambientes contaminados, aire acondicionado, enfermedades sistémicas o que toman ciertos medicamentos. Otro factor importante es el uso constante de pantallas, computadoras y celulares. “El estar pasando mucho tiempo con estos dispositivos genera que la frecuencia de nuestro parpadeo cambie”, afirma Vega. Al parpadear, las lágrimas lubrican adecuadamente nuestros ojos, pero cuando nos exponemos a ver muchas imágenes al mismo tiempo, como en plataformas de video, la frecuencia de parpadeo disminuye, lo que impide una adecuada humectación de la superficie ocular.

Entre la población en general, las mujeres son más propensas a sufrir del síndrome de ojo seco por dos razones: factores hormonales y el uso de maquillaje y desmaquillantes. Los cambios hormonales y los tratamientos hormonales pueden modificar drásticamente la producción de lágrimas. Además, algunos cosméticos contienen metales y aceites que, al aplicarse cerca del ojo, pueden contaminar la lágrima y disminuir su calidad. Según Vega, maquillar el borde del párpado obstruye las glándulas de meibomio, esenciales para retardar la evaporación de la lágrima, lo que puede llevar a su atrofia y a una disminución permanente de la producción de la sustancia crucial para la salud ocular.

El uso de desmaquillantes bifásicos o toallitas oleosas, así como de aceites como el de argán o ricino, también puede provocar problemas, ya que estas sustancias pueden depositarse dentro del ojo, intoxicando la superficie ocular y generando visión borrosa.

Entonces, ¿qué se debe hacer ante estos casos? Vega recomienda no minimizar los síntomas y acudir a un especialista ocular para un análisis detallado y un tratamiento adecuado. Es importante no automedicarse, ya que existen muchos tipos de lágrimas artificiales en el mercado y solo un especialista puede recomendar las más adecuadas según cada caso.

Las lágrimas artificiales han evolucionado desde su introducción en 1970. Hoy en día, existen lágrimas con hidroxipropil guar, que se adhieren al ojo y mantienen la hidratación por más tiempo, lo que evita su rápida evaporación o eliminación.

Ximena Vega añade que, además de seguir las recomendaciones médicas, es necesario cambiar ciertos hábitos: aumentar la frecuencia de parpadeo, evitar dirigir el aire acondicionado al rostro, aumentar la ingesta de agua, mantener una alimentación adecuada con omegas, y cambiar la forma de maquillarse y desmaquillarse; preferir rímel a base de agua y desmaquillantes de una sola fase, seguidos de un lavado con jabón hipoalergénico.

“Siempre acudan con un médico a tratarse, es lo importante. Háganles saber sus síntomas y no se automediquen. Actualmente, la disponibilidad de lubricantes está a la mano, incluso en tiendas de autoservicio, pero piensen más en sus ojos, no pueden ponerle cualquier cosa”, concluye Ximena Vega.