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(Primera de dos partes)

 

Silvia Pinal Hidalgo esta cumpliendo 75 años de su debut cinematográfico. La actriz ha sido durante décadas referencia obligada del espectáculo y la cultura popular nacionales. La Diva de México -con altas- cumplirá en septiembre 94 años. Entre el 26 de mayo y el 2 de junio del año 1949 se presentaron las cintas “El Pecado de Laura” y “Bamba”, los primeros trabajos cinematográficos de quien estaba llamada a ser la gran estrella de México. Son sólo 75 años pero ni actor, ni actriz antes hubo de cumplirlos. En ese año el veracruzano Miguel Alemán Valdés era el Presidente de México. Las mujeres no tenían aun derecho al voto. Mañana sí votarán millones de ellas y habrá también por primera vez una presidenta. Contexto obligado.

Silvia Pasquel Hidalgo

La primera actriz debió llamarse Silvia Pasquel Hidalgo como el nombre artístico de su hija que en realidad se llama Silvia Elizabeth Banquells Pinal. Tomó el apellido Pinal de su padre adoptivo, el militar y político Luis Pinal Blanco quien se casó con su madre María Luisa Hidalgo Aguilar, empleada en una marisquería contigua a la poderosa estación radiofónica XEW “La voz de América Latina desde México. Canal libre internacional”, decían los promocionales de la columna vertebral del futuro emporio de la comunicación en México.

Luisa quedó embarazada de un señor de nombre Moisés Pasquel, músico en la W, que al enterarse del embarazo de la jovencita huyó sin reconocer a su futura hija Silvia y a su madre adolescente. En su libro biográfico “Esta Soy Yo”, editado por Porrúa en 2016, la Pinal sostiene haber nacido en Guaymas, sonorense pues; sin embargo existe en archivos civiles registro de su nacimiento en la Ciudad de México, en las calles de Bucareli, chilanga entonces. Se sabe que su alumbramiento fue asistido por su abuela en calidad de partera por lo que se intuye que nació en Sonora y se le registró meses después en el DF como se acostumbraba entonces.

Silvia Pinal se dedica a algo útil

Su nuevo papá, “Papá Pinal” le dio a Silvia, apellido y carrera así como una familia estable hasta su prematura boda. Don Luis Pinal le exigió a la inquieta jovencita contra su deseo de ser cantante de ópera, trabajar en algo “útil”. Consiguió empleo como mecanógrafa en la empresa Kodak y en los laboratorios Stein antes de dedicarse a sus casi 18 años -y para siempre- al cine, la radio y la televisión así como a una exitosa carrera teatral produciendo comedias musicales, además de un cierre en actividades políticas inusitadas para una primera actriz.

La mecanógrafa de la transnacional de la imagen fue coronada como “Princesa Estudiantil de México” entre decenas de adolescentes. En el jurado participaban los galanes Manolo Fábregas y Rubén Rojo, futuros grandes amigos de la nueva princesa, quienes le animaron a tomar clases de teatro en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Salvador Novo, Xavier Villaurrutia y Carlos Pellicer fueron entre otros, sus mentores. Ahí conoció a su profesor, director, novio, esposo y padre de su primera hija Sylvia, el actor de origen cubano Rafael Banquells Garafulla, “Gutierritos” quien dirigía la compañía “Los Caprichos de Goya”. La pareja Banquells-Pinal estuvo unida por sólo cinco años hasta que se separaron con una carrera ya en despegue de parte de Silvia y muchos problemas contractuales de Rafael después del enorme éxito del melodrama clásico “Gutierritos”. Les nació Silvita en un momento de muchas dificultades financieras. Desesperada Silvia acudió a su Asociación Nacional de Actores (ANDA) dirigida por el “Charro Cantor” Jorge Negrete. El líder se negó a apoyar a la nueva actriz para saldar la cuenta del modesto hospital en donde la bebé se encontraba en calidad de prenda. Generoso Manolo Fábregas le dio un adelanto de las representaciones para poder “sacar” a Silvita del sanatorio. Muchos años después la señora Pinal, en el año 2010 fue electa Secretaria General de esa agrupación encabezando una mesa directiva mayoritariamente femenina. De avanzada en el tema de género. Nunca negó apoyar a sus colegas.

Ella ascendía y su esposo, como su personaje televisivo Gutiérrez en diminutivo, -Godínez hoy- no podía concretar proyectos. A diferencia de Rafael, a la guapa chilanga-sonorense le empezaban a llover propuestas. Su carrera era tripulada habilidosamente por el zar del cine de esa época Gregorio Wallerstein, para quien resultó un gran negocio la firma del contrato exclusivo con nuestra protagonista.

Comienza el cine

 

Fue en el año 1949, el estreno oficial de la cinta “Bamba” del durísimo Miguel Contreras que con mucha energía y regaños hizo saber a Silvia lo difícil de su futura profesión. Sólo unos días después se estrenó “El Pecado de Laura” dirigida por un miembro de la dinastía Soler, Julián; escrita por Xavier Villaurrutia y producida y actuada por la súper estrella de entonces Abel Salazar. Unos pocos años mas tarde, en plena “Época de Oro”, la joven ya había participado en diversas producciones. Hizo películas con Mario Moreno “Cantinflas”, su padrino de boda, quien les obsequió un generosísimo cheque que prácticamente resolvió los apuros de la pareja recién casada. “Vi la cifra y me eché a correr a “Los Hermanos Vásquez” y amueblé mi casa” ha dicho jocosa en entrevistas. Con Germán Valdés, “Tin-Tan” apareció en “ La Marca del Zorrillo” y “El rey del Barrio”. Declaró que para ella el señor Valdés era el mejor actor mexicano de todos los tiempos. Con el entrañable Pedro Infante, hizo pareja en cuatro cintas. Pedro ganó el afecto de las Pinal especialmente de su abuela con quien eventualmente “le caía” de sorpresa para que lo invitara a comer. Estuvo en otra cinta con el “Gallo Giro”, Luis Aguilar galán de época. Coincidieron en “El Teatro del Crimen”. Con Antonio Aguilar poderoso productor y actor especialmente de espectáculos ecuestres y líder de las llamadas comedias rancheras filmó “Reventa de Esclavas” ya como estelar. Trabajó con muchas primeras estrellas en tan sólo unos meses, refrescando la escena nacional con sus ojazos y simpatía sin iguales. En ese arranque filmó con Adalberto Martínez “Resortes” la cinta “Mis Tres Viudas Alegres”, y también participó a regañadientes del galán de galanes Arturo de Córdoba en “Un Extraño en la Escalera” que rechazaba actuar con una novata. La cinta fue un éxito y el previsible romance con el duro de Arturo tuvo lugar por algunas semanas. Hizo tambalear al exigente primer actor pero sobre todo cimbró a la jovencita que cayó rendida por el caballero de la escena de ese tiempo. La pasión desatada en Silvia la empeñó a seguir a Arturo a Brasil donde filmaba, su apoderado Wallerstein lo impidió dándole más trabajo y evitándole con ello una tragedia amorosa inminente.

La cinta se filmó en La Habana, Cuba en virtud del boicot de directores nacionales que no aceptaron que el argentino Tulio Demichelli filmara en México. Juanita, la estudiante de ópera y novia de Pedrito en el “Pecado de Laura” se convirtió en la sexi Laura de “Un Extraño en la Escalera”. Mutó de damita joven a cachonda en una escena y ganó el reconocimiento del gremio como actriz de carácter al ser nominada para el Ariel.

Cuatro matrimonios

Silvia se casó con cuatro personajes muy diferentes y en épocas también marcadamente diversas. Antes y después vivió noviazgos muy vistosos como el que tuvo con Emilio Azcárraga Milmo heredero del negocio de su padre en la radio y la televisión, el más importante de México. El zar de la naciente industria de medios desaprobaba la relación y la combatió hasta separar a su hijo de Silvia, sin embargo la amistad entre ambos fue una de las mas sólidas del medio del espectáculo. Sacaba el lado tierno de un “Tigre” empoderado al máximo pero envuelto en inmenso cariño por la estrella. Emilio llegó a decir que “ella fue el amor de mi vida”, misma que terminara por un terrible cáncer que lo derrotó en el año 1997 a bordo de su yate anclado en la Florida a sus escasos 66 años.

Tuvo la Diva otro novio queridísimo: Enrique Rodríguez Alday, alias “el Güero”, empresario de Jalisco con quien estuvo a milímetros del altar hasta que un error de pilotaje o el mal tiempo lo estrelló contra la sierra de Guerrero en su trayecto a Acapulco. Silvia declinó viajar con él horas antes del desplome por sus compromisos laborales. Tenía programa en vivo esa noche y no quiso arriesgar llegar tarde. El hobby de ser piloto además de empresario maderero le cobró factura a quien estaba llamado a ser el nuevo señor Pinal. Silvia se enteró mientras ensayaba su programa. Salió dolorosa al set, hizo su programa en vivo y al terminar regresó a llorar por horas a su camerino.

El mismo final tuvo su gran amigo Pedrito; Cutberto Gaudázar o Cruci en “El Inocente” con quien tuvo una sólida amistad que no noviazgo y de la que Silvia siempre presumía. Bromeaba: “nunca fuimos pareja pero el canijo de Guamúchil se aprovechaba en las escenas cariñosas y yo lo disfrutaba”, confesaba con picardía.

“Pepe, el Toro” se las ingenió alguna vez para subirla a su motocicleta: en un apuro por un llamado a filmación de Silvia se apareció el oficial “Pedro Chávez” y lo resolvió llevándola ATM (a toda máquina) al set mientras la güera se aferraba a la cintura del motociclista . El peinado de salón ya no fue tan permanente al llegar al plató. El tramposo Infante había escondido el carro de la Pinal.

Accidentes trágicos

Cuenta la leyenda que uno de esos potros motorizados fue subido a insistencia del copiloto Pedro Infante socio de la empresa de transportes Tamsa al C-87 Liberator Express, viejo bombardero de la segunda guerra. Se excedió el peso o se estibó incorrectamente lo que le impidió al pájaro de acero tomar altura y terminó derrumbándolo fatalmente un 15 de abril del año 1957 sobre un caserío de la blanca Mérida. El llanto del pueblo de México fue tan fuerte como el de la actriz de “ Un Rincón cerca del cielo”. Allá, en ese rincón seguro el actor del “Inocente” escuchó el grito de dolor de la “señorita” Mané. Pedro ya en el cielo le cantó acompañado del Trío Samperio (en disfraz de mecánicos) “No volveré” de Manuel Esperón. Silvia en personaje a cada rato decía que todo era dificilísimo con la complacencia de una Sara García y un Oscar Ortiz de Pinedo deliciosos en esa comedia hoy vuelta en un clásico de Fin de Año. ( Años después se filmó un remake con Angélica María y Alberto Vásquez, “Romeo vs Julieta” . Nunca segundas partes fueron buenas, excepto “El Padrino”, claro.)

La biografía de la actriz registra esas dos jornadas luctuosas para Doña Silvia, la de su prometido jalisciense y de su gran amigo sinaloense, ¡dificilísimos! Dos avionazos trágicos en Guerrero y Yucatán que nunca superarían un tercer accidente en la Ciudad de México, también fatal que marcaría el alma de doña Silvia para siempre. Adelante lo veremos.

Sus maridos acompañaron a nuestra doña, cada uno en su tiempo a uno o varios éxitos: si bien con Banquells despegó como cuete su carrera en los años 50 y llevó frescura y juventud a los elencos de bellas mujeres fatales de moda en esa época, léase María Félix, Katy Jurado o Dolores del Río, con su próximo marido Gustavo la cosa sería diferente.

La Japonesa

Separada ya de Rafael conoció a Gustavo Alatriste, entonces casado con la actriz Adriane Welter. Invitada Silvia a una de las célebres reuniones de Ernesto Alonso, “El Señor Telenovela” en su casona “Las Campanas” al parecer se aburría. En la fiesta estaba un empresario mueblero y de bienes raíces que aspiraba a dirigir películas. Guapo él, se impactó con la belleza de la Pinal y exigió a Ernesto que les acercara. Jugando y en serio Alonso anfitrión le pidió como condición para hacerlo un bello jarrón japonés que Gustavo tenía en sus oficinas. Hecho el trato “el jarrón japonés es tuyo si la sientas aquí junto a mí o yo con ella”. Así se hizo y le ganó a Silvia, su futura esposa el mote de “la Japonesa”. Durante toda su relación con Azcárraga siempre se dijeron “Patito, Pato”. Ahora ya tenía un segundo mote cariñoso: sería “La Japonesa” por los siguientes años.

Pinal y Alatriste se casaron y vivieron un romance de unos seis años. Dio frutos con el nacimiento de la bella Viridiana, de “naricita respingada” decía su madre. Fue bautizada así en homenaje a Don Luis Buñuel y su recuerdo del Museo del Chopo en el que vio o alucinó una imagen que moldeó a su personaje fílmico que le daría tantos premios y reconocimiento mundial, y a Silvia el estatus de estrella internacional.

Trabajar con Luis Buñuel

En una charla familiar Gustavo le pregunta a su esposa ¿“Qué quieres que haga por ti, tú me has dado mucho”? Respuesta: “trabajar con Luis Buñuel”. Pusieron manos, dólares y pasaportes a la obra; viajaron en su búsqueda apoyados por Ernesto Alonso que ya había sido dirigido por el aragonés en “Ensayo de un Crimen”. Alatriste aceptó y duplicó todos los recursos para cumplir las exigencias de Buñuel al grado que tejieron una muy buena relación productor-director y una gran amistad coronada en compadrazgo. Gustavo lo convenció de dirigir a su esposa en lugar de famosas estrellas europeas que tenía en mente para su trilogía de “Viridiana”, “El Ángel Exterminador” y “Simón del Desierto”. En este último mediometraje dio lugar a que la Pinal interpretara a un diablo insoportablemente bello que mostró a una señora de la escena bellísima y terriblemente erótica. Buñuel en su primera entrevista le pregunta a Silvia ¿por qué un mueblero quisiera producirle su película? La repuesta fue contundente : “por que me ama Don Luis, por eso”.

En la primera de las tres cintas Silvia se ganó el gusto y la confianza del célebre director. El triunfo universal llegó: Silvia fue reconocida como la gran actriz de “Viridiana”. La cinta fue premiada con “La Palma de Oro” del Festival de Cine de Cannes, máximo reconocimiento europeo del quehacer del cine, con prestigio superior a los populares “Óscares” norteamericanos. En el Primer Festival en 1946 México ya había sido reconocido con “María Candelaria” de Emilio “El Indio” Fernández. “Viridiana” en 1961 enfrentó apenas recibir el reconocimiento del jurado la censura oficial y religiosa. El funcionario español que la recibió fue cesado para empezar.

La película para muchos es la máxima obra del cine mexicano en franca competencia con “Los Olvidados” del mismo talentoso director. Buñuel ya se había nacionalizado en 1949 y realizado “Gran Casino” y “El Gran Calavera” ( en 2013 se produjo “Nosotros los Nobles” remake del “Gran Calavera”. Esta cinta es la número dos de toda la historia de la taquilla en México, sólo después de Eugenio Derbez con “No se aceptan devoluciones” según las cifras de la industria). El productor Alatriste también mexicano editaba entonces las revistas “La Familia” y “Sucesos para todos”, alguna vez con la participación de Gabriel García Márquez y Cristina Pacheco en su sala de redacción. Silvia Pinal, estrella principal mexicana como el mole, ya había filmado en su país prácticamente con todas las estrellas de su época, sin embargo no gustó nada a la administración española de Francisco Franco que firmaba también los créditos, haciendo eco del rechazo puntual del L`Osservatore Romano del Vaticano. La censuraron rabiosamente a pesar de su triunfo en la Rivera francesa.

En un acto de prestidigitación Silvia salvó de la furia franquista y vaticana contra “Viridiana” dos copias del celuloide, que la ira oscura no destruyó. Gracias a Lucía Bosé y su marido el torero Luis Miguel Dominguín, padres del Bosé que usted reconoce, Silvia pudo sacar los negativos de la única copia de la película de contrabando de España a México para su multiplicación y futura exhibición. Lucía y Luis Miguel escondieron su copia bajo tierra. Efectivamente echaron sangre y sobre todo arena para que la película aún sepultada sobreviviera. Pinal a su llegada al aeropuerto fue rodeada de caza-autógrafos que distrajeron a los aduaneros que sólo alcanzaron a preguntarle ¿qué lleva en su “neceser”? ¡Mmmm…! son sólo películas de mi familia, caseras. ¡Ah bueno! dijeron y la puerta a la libertad de “Viridiana” estaba abierta. En México se pudo ver gracias a la operación política de Salvador Novo que peleó por su derecho a ser proyectada.

 

A ese triunfo le siguieron las otras dos cintas de la trilogía buñueliana que encumbró a Silvia como la gran actriz internacional a pesar de que ya había filmado en España y en Italia comedias ligeras, dos de ellas actuadas -no dirigidas- por Vittorio Da Sica. Se reconocía también a Gustavo Alatriste como un prestigioso productor cinematográfico, ambos convertidos para entonces en compadres de los Buñuel, Jeanne y Luis, madrina y padrino de la bebé Viridiana Alatriste Pinal. La bebé fue bautizada con sacerdote y todo a pesar de don Luis y su posición frente a la iglesia. “Creo en Dios gracias a Dios” le espetó al oficiante cuando le preguntó si creía en Dios, durante la ceremonia. ( Nota: Hace apenas una semana se celebró el 77º. Festival de Cannes 2024. Como homenaje, la modelo Michelle Salas “posteó” la fotografía de la Palma de Oro que obtuviera la Pinal y se retrató en los mismo lugares que la súper estrella mexicana en el año 1961. Hija de Stephanie Salas y Luis Miguel Gallego Basteri, la bisnieta de Silvia Pinal recordó ese triunfo internacional justo ahora que el Premio del Jurado reconoció a la cinta “Emilia Pérez” producción franco-mexicana, y premió también a todo el elenco femenino por mejor actuación: la mexicana Adriana Paz y las norteamericanas Selena Gómez y Zoe Saldaña además de la española Karen Sofía Gascón primera actriz transgénero en ser premiada en Cannes. Eso acaba de ocurrir apenas la semana pasada).

Silvia y Gustavo tomaron caminos distintos. Se separaron después de casi seis años de matrimonio. Antes de su muerte coincidieron en que “habían sido unos pendejos por haberse separado” : ella se casó con el violento vocalista de los Teen Tops, y él con la sobrina del señor Infante, la actriz y productora Sonia Angélica. A la muerte de Alatriste, Silvia confió que “se había ido el amor de su vida”, el mujeriego Gustavo según la propia actriz.

La segunda parte se publicará mañana.

*Director General de Factor D Consultores