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Hugo Barberi Rico

 
Tienen más de 180 años produciendo el que ha sido considerado dos veces como el «mejor arroz del mundo», pero hasta la fecha los productores de Morelos y Jojutla carecen de una certificación y se enfrentan a lo que ellos llaman «importaciones desleales» que complican su situación. Además, el crecimiento de la mancha urbana también ha afectado su producción.

Este gremio, conformado por aproximadamente 300 miembros en la entidad de Morelos, se encuentra en una situación complicada, según Jesús Solís Alvarado, productor y presidente de Arroceros de la Región Sur del Estado de Morelos.

La situación se ha vuelto más complicada debido a las «importaciones desleales» que han comenzado a ingresar arroz extranjero a México sin aranceles desde el mes de abril. Esto afecta a la industria nacional y, por ende, al estado de Morelos, según lo expresado por Solís Alvarado.

Aunque el gremio morelense concluyó su ciclo a tiempo, preocupa el nuevo periodo y la cosecha que se avecina, especialmente en términos de comercialización. La entrada de toneladas de arroz barato al país, que se producen sin generar empleo local, representa una amenaza obvia para la economía de los productores y perjudica tanto al sector arrocero como a las familias que dependen de esta actividad.

En los últimos tres años, la producción estatal de arroz ha disminuido en un 30%. Mientras que en el pasado se cosechaba en 900 hectáreas, actualmente se cultiva en solo 620 o 650 hectáreas. 
 

La caña saca del apuro 

Existe una situación lamentable para la producción de arroz, pero el propietario de una parcela dedicada a este cultivo no se ve tan afectado, ya que recurre cotidianamente a sembrar caña, un producto que le reporta mayores ganancias. «El precio de la caña de azúcar está bien y los agricultores prefieren destinar sus parcelas a este cultivo durante dos años más», explica. Sin embargo, esta decisión está afectando negativamente la producción de arroz.

Según Jesús Solís, quien trabaja directamente en sus tierras en el Campo El Atocle de Jojutla, antes de comenzar un ciclo de caña solían sembrar arroz, pero ahora han optado por volver a sembrar caña. Si cosechan en diciembre, para febrero ya están sembrando caña debido a las mayores ganancias que les reporta.

El principal factor que impide la siembra de arroz es precisamente el cambio hacia el cultivo de caña, ya que resulta más conveniente para los agricultores. Además, muchos hijos de los productores que heredan la tierra optan por darle otro uso, como la construcción de edificios comerciales, unidades habitacionales o tiendas de autoservicio. Un ejemplo de esto es la zona de Jojutla, donde se ha instalado un almacén comercial en la entrada de la cabecera, así como en lugares como Casa Blanca y Villas Jojutla. «Todos esos terrenos solían ser de cultivo y producían hasta 12 toneladas de arroz», recuerda Jesús Solís, mientras es entrevistado en su parcela del Campo El Atocle, ubicado a unos 300 metros del libramiento Casa Blanca. 
 

Mancha urbana 

 

 

Jesús Solís estima que en los últimos diez años, al menos un 20 por ciento de los terrenos de cultivo de arroz en Jojutla han sido destinados a la construcción de viviendas o negocios. Esta situación también se repite a nivel estatal, donde la expansión urbana en lugares como Temixco, Tezoyuca y Cuautla continúa avanzando sin control.

En Jojutla, reconocido en el pasado por producir el mejor arroz del mundo (ganando medallas en 1900 en París, Francia, y en 1932 en Hamburgo, Alemania), también se han perdido grandes extensiones de terreno para el cultivo de arroz. Por ejemplo, el ejido de Tlatenchi dejó de producir arroz hace aproximadamente 30 años, y actualmente solo Jojutla y Panchimalco se dedican a su producción. 
 

Los peones 

 

 

Para los peones, los que trabajan la tierra con sus manos no hay problema para emplearse, ya que concluyen el ciclo de la caña y les dan trabajo los arroceros en mayo y junio en las abordadas, en la plantación; en octubre y mediados de noviembre cosechan y regresan a la caña. 

Para Isidro Hernández Lara, originario de Jojutla y con 57 años, no hay más panorama que ganarse la vida honradamente en el campo; entrevistado en una de las orillas de la parcela, mientras forma los bordes y el agua con lodo amenaza con cubrirla casi toda la pantorrilla, refiere que desde los 17 años trabaja en el campo. 

De padres originarios del estado de Guanajuato estado que, por cierto, nunca ha conocido Isidro Hernández, comenta que se levanta desde temprano para llegar a las seis de la mañana a la “bordeada”, le gusta y ha sembrado y cosechado en Emiliano Zapata, en Xochitepec, en Cuautla, también con otros cultivos como el jitomate. Pero, dice, se gana más con el arroz que con el jitomate, que es por día y le pagan hasta 250 pesos el jornal. 

Accede a la entrevista, platica y no deja de formar sus bordes, mientras a menos de cinco metros su compañero ya siembra. Más lejos, otro al que llaman “El Buki”, hace lo propio. Prácticamente cada quien lleva su propia música. 

—Con música, el trabajo sabe a todo dar — le comentamos. 

—Sí, trabaja muy a gusto uno. 

—¿Puras perronas? 

—No, esas después. 

 
 Situación del arroz lamentable, no preocupante 

 

Para el experimentado productor de arroz, Jesús Solís, la situación del grano es lamentable, pero no preocupante, ya que continúan cultivándolo y cree que si se toman los pasos adecuados en cuanto a la certificación, se podrá pagar mejor a los productores y motivar a la gente a plantar arroz nuevamente.

Sin embargo, hay un problema en relación con la certificación del arroz de Jojutla. Se requiere un gran esfuerzo y convencer a los molineros de que funcione. Todos los molineros deben estar de acuerdo, y si se logra tener una o dos marcas certificadas, esto podría incentivar a los demás. Pero esto implica mucho trabajo y dinero. La Secretaría de Economía ha apoyado, al igual que algunos empresarios y restauranteros, e incluso Tesoros México sección Morelos ha brindado su apoyo.

Han buscado alternativas para avanzar en este tema, pero a menudo se enfrentan a la falta de tiempo para atender todo el papeleo necesario para la certificación mientras se ocupan de los campos. Es por eso que el proceso avanza lentamente, aunque ya deberían estar siendo evaluados por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA).

Lamentablemente, la producción de arroz no proporciona seguridad social ni prestaciones sociales para quienes trabajan en ella. Los jornaleros son contratados a destajo, sin prestaciones, y en esta temporada ganan un promedio de 450 pesos diarios. «La situación es complicada, pero tenemos que encontrar formas de seguir generando empleo», afirmó Solís. Mientras tanto, se emplea a 44 jornaleros por hectárea para realizar tareas como formar los bordes que aseguran el agua estancada para el crecimiento del arroz y la siembra. En la zona sur de Morelos (Jojutla, Coatlán del Río, Tetecala, Mazatepec, Puente de Ixtla, Zacatepec y Tlaltizapán, pues este año Tlaquiltenango no sembró ) se contratan alrededor de 300 personas. A nivel estatal, también se siembra arroz en Emiliano Zapata, Temixco, Xochitepec, Yautepec, Cuautla, entre otros lugares. 
 

Apoyo 

 

En cuanto a los apoyos del gobierno, los arroceros recurren a Segalmex, pero han tenido problemas para recibirlos debido a los cambios en el personal encargado de representarlos. Según Solís Alvarado, esperan que les lleguen los apoyos de fertilizante a través de Segalmex para mejorar la nutrición de las plantas. Sin embargo, este año ha habido retrasos y aún no han venido a supervisar las parcelas por parte de Sader. El problema radica en la triangulación de las secretarías, ya que los documentos se reciben en Bienestar, se entregan en Segalmex y se supervisan en Sader, lo que genera más trámites burocráticos para los productores.

Además, el líder arrocero menciona que este año la Secretaría de Economía del gobierno estatal se comprometió a brindarles apoyo a través de un «seguro agrícola» de alrededor de 2,200 pesos por hectárea, para protegerlos contra siniestros como granizo o vientos tempestuosos. También menciona que la misma secretaría los está apoyando para obtener la certificación y etiquetado del arroz de Morelos el próximo año.

En el estado de Morelos hay alrededor de 300 productores de arroz, con un promedio de dos hectáreas por productor.

Solís Alvarado recomienda que para consumir el arroz que ha sido catalogado como el «mejor arroz del mundo», es importante que el consumidor verifique que la bolsa de arroz que compra indique claramente que es de Morelos y no solo «tipo Morelos», para evitar que el arroz quede duro o se pegue durante la cocción. Se invita a los consumidores a apoyar la producción local del estado, con marcas como Buena Vista, Garza de Oro de Morelos, Soberano y Perseverancia de Jojutla, lo cual beneficia a la economía local y a todos.



Fotos: Hugo Barberi

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