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Los más de 300 años de tradición de la Feria de Tlaltenango están a salvo y en los mismos espacios donde se ha desarrollado siempre la celebración. El alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui Salgado anticipó que no habrá modificación en la ubicación de los puestos que durante dos semanas reciben a los fieles de la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros ubicada en la avenida Emiliano Zapata, una de las vías más transitadas de la ciudad.

Como preparativos para agilizar la vialidad durante la celebraciones para la Virgen de Tlaltenango, ya se trabaja en el bacheo de las vías alternas, las avenidas Heroico Colegio Militar, Calzada de los Reyes, Compositores, Álvaro Obregón, Jesús H. Preciado, Lázaro Cárdenas, Domingo Díez, Vicente Guerrero y Lázaro Cárdenas y las calles, El Túnel y Pericón, para garantizar una circulación fluida de los vehículos.

El alcalde descartó que el municipio obtenga beneficios económicos de la feria, “es la preservación de las tradiciones, la fe de la población, y son ya 303 años de celebración de la Virgen de los Milagros”.

A diferencia de lo que ocurrió en la edición pasada de la Feria, en que los grupos de vecinos pelearon por la organización hasta llegar a conatos de violencia, en esta ocasión ya hubo un acuerdo entre el ayudante municipal y los promotores de la feria para llevar una sola organización.

La Feria de Tlaltenango es una de las más antiguas de Morelos, tiene su sede religiosa en la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros, que tiene dos templos, el santuario dedicado a la Virgen María y la capilla de San José, una de las primeras construcciones católicas de América.

De finales de agosto a las primeras semanas de septiembre de cada año se celebra en el poblado de Tlaltenango, muy cerca del centro de Cuernavaca, como un homenaje a la Virgen de los Milagros.

En la feria hay venta de artesanía local como ollas de barro, molcajetes, cerámica, juguetes de madera, rebozos, además de antojitos mexicanos, dulces típicos y el tradicional “pan de feria”.