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+ Por lo menos hay cuatro víctimas que han tenido que recibir atención médica debido a los ataques de la mascota de los que el director del IEBEM no se ha querido hacerse responsable

 

Ubicada en la zona norponiente de Cuernavaca y rodeada de frondosos árboles, la colonia del Bosque es una de las zonas residenciales más apacibles de la ciudad; o lo era hasta que un perro de raza Akita, empezó a atacar a los vecinos que debido, a las mordeduras del can, han tenido que ir hasta el hospital.

El perro, que ha atacado en por lo menos seis ocasiones a diversos vecinos, ocasionando lesiones de cuidado a cuatro de ellos, es propiedad del director del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), Eliacín Salgado de la Paz, quien, además, es también residente de la colonia y a quien sus vecinos acusan de ser indolente e irresponsable ante el control del can y los daños que ha provocado a los vecinos.

En una carta dirigida al funcionario por la Asociación Colonia del Bosque Sección Parque, Asociación Civil, la mesa directiva de la colonia solicita al director del IEBEM: “que se lleve al perro a otro lugar, no lo queremos más en esta colonia. Entiendo que es una petición drástica pero la situación lo amerita”.

Como antecedentes, la asociación vecinal advierte de los “hechos dramáticos ocasionados por la mordedura que su perro ha causado a cuando menos cuatro personas, algunos de ellos vecinos de esta colonia”.

“Recurrimos a usted para que tome conciencia del terrible riesgo que actualmente representa para los colonos esta situación, tanto por el peligro que ataque a un niño o una persona mayor, como a la privación a la libertad de circulación en la colonia de la que habíamos gozado, antes de que su perro causará el terror que estamos experimentando. Desde entonces muchos vecinos han dejado de salir a caminar”, explican.

Y subrayan: “también quisiéramos interceder por los vecinos afectados y pedirle, primero, que entregué el carnet de vacunación al vecino que recientemente fue atacado; segundo, que cubra los gastos y perjuicios de todos los vecinos que han sido atacados, cómo bien sabe algunos de ellos tuvieron que ir al hospital”.

Muchos de los vecinos de la Colonia del Bosque tienen décadas viviendo ahí. Lo tranquilo de la zona les permitía antes salir a caminar o a ejercitarse. Todo cambió, dicen con la llegada de Eliacín Salgado y su mascota a la colonia.

Un hombre de sesenta años fue la víctima del primero de los ataques registrados. “salí al bosque y me encontré con el señor y su mascota en la última parte pavimentada de la Subida a Chalma; el perro venía suelto y se abalanzó hacia mí. Le pedí al dueño que lo sujetara con la correa, él se negó diciendo ‘no ataca si no muestras miedo… los perros atacan cuando huelen el miedo’; debe haberme dado miedo, pues el perro se lanzó contra mí y le rocié gas pimienta en la cara. El dueño del perro se quejó alegando que se trataba de un animal indefenso”.

El segundo ataque fue el primer día de mayo del 2023 alrededor de las cinco de la tarde. La víctima, un hombre, lo tiene muy bien registrado porque fue el día del incendio forestal que puso en riesgo muchas casas de la colonia: “los bomberos estaban apagando una de las cubiertas de mi casa y también unos árboles en el terreno del dueño del perro. Un trabajador sacó a las dos mascotas. El akita se le escapó de las manos y mientras los vecinos veíamos cómo ayudar a los bomberos, me atacó con un embate tan fuerte que me tiró al suelo, me alcanzó a morder en la pierna, en el glúteo y cuando traté de quitármelo con el brazo también me mordió, uno de los bomberos me quitó al perro de encima”. Pese a los daños sufridos por el vecino, Eliacín Salgado no ofreció ni siquiera una disculpa.

La tercera víctima registrada es una mujer. “Me encontraba caminando sobre la Av. Subida a Chalma… cuando vi salir sobre la calle al perro akita propiedad de Eliacín Salgado, como ese perro ya había atacado a los míos en dos ocasiones anteriores ya sabía que era agresivo, así que me di la vuelta para regresar y no acercarme más a él. Momentos después, sentí un golpe en la espalda que me tiró al suelo y el perro me mordió en dos ocasiones, una mordida en el lado izquierdo de la espalda, a la altura del omóplato y la otra en el mismo lado, pero en el costado. Lo único que pude hacer fue gritar pidiendo auxilio. Lamentablemente no hubo nadie que me pudiera auxiliar, hubo un momento en que pasó por mi mente que el perro me iba a matar. No sé por qué, después de las dos mordidas el perro me soltó y se fue. Me levanté con mucho esfuerzo porque al tirarme el perro, con la caída, me lastimó también la rodilla derecha. Me fui cojeando a pedir ayuda a las casas cercanas, ya que notaba que estaba sangrando y no podría regresar a mi casa caminando. Un vecino me llevó a mi casa y de ahí, mi familia me trasladó a la Cruz Roja, en donde fui atendida la primera semana. Posteriormente, fui con un médico particular, ya que la herida del costado tuvo complicaciones para cicatrizar”.

Las lesiones que provocó el perro a la tercera víctima tardaron varias semanas en sanar, tuvo que acudir a tratamiento durante un mes y medio lo que le provocó daños económicos a ella y su familia. También sufrió un trauma psicológico. Además, confiesa: “tuve un sentimiento de frustración y de injusticia al ver que ni el dueño del perro, ni las autoridades correspondientes (Procuraduría Ambiental y Fiscalía General del Estado de Morelos) actuaban de la manera que les corresponde. Las lesiones fueron graves y no parece que les haya importado”. De hecho, asegura la víctima, el personal de la fiscalía ambiental acudió dos veces a tratar de llevarse al perro y en ambas se retiraron sin hacer nada más, dejaron de contestar las llamadas de los denunciantes.

El cuarto afectado fue un hombre de alrededor de treinta años, nuevo residente de la colonia, a quien el can atacó mientras caminaba de la mano de su niño de cuatro años. El perro lo atacó por la espalda ocasionándole lesiones en la espalda baja. Luego fue derribado por el animal que lo siguió mordiendo durante un largo tiempo, “hasta que un vecino salió con una correa para sujetar al perro y lo dejó amarrado a un poste para evitar otro ataque”. Además de los daños sufridos por el hombre, su hijo no ha querido salir de su casa por miedo a ser atacado por el akita.

En ninguno de los casos ha habido acercamiento de Eliacín Salgado con las víctimas, según ellas mismas denuncian, para mostrar los certificados de vacunación del perro, ofrecer pagar los gastos médicos y asociados provocados por los ataques, ni siquiera para pedir disculpas por los daños.

Los vecinos confiaron a La Jornada Morelos que han tenido que modificar sus hábitos debido a los ataques del can que les ha cambiado la dinámica de vida apacible. Y pese a que en varias ocasiones le han pedido controlar al animal, ninguno de los intentos de diálogo ha dado resultados.

“Que esté a cargo de la educación de nuestros niños y pretenda ser presidente Municipal un funcionario que no respeta las reglas de convivencia básicas en su propia colonia es de un cinismo absoluto. Su desdén por la integridad física de sus vecinos, su misoginia y su tráfico de influencias confirman que forma parte de la clase política ya no necesitamos, incluso (o especialmente) quienes comulgamos con Morena”, se quejó una de las vecinas que ya no sale a andar en bicicleta por temor a ser atacada

Otra vecina lamenta: “acostumbro a correr por las mañanas en el bosque, ya llevo tiempo haciéndolo. Desde el ataque ocurrido en julio del 2023 por parte del perro a Akita, no he vuelto a correr tranquila, siempre estoy revisando todo mi entorno, en alerta por si por si aparece el perro. Adopté el hábito de cargar siempre con el gas pimienta, a cualquier parte que vaya de la colonia siempre lo llevo. Cómo yo, sé que hay muchos vecinos, que han cambiado sus rutas de ejercicio o simplemente no salen de su casa y si llegan a hacerlo es con miedo. Me parece increíble que una situación tan peligrosa, como lo es un perro grande que acostumbra a atacar, no se haya podido solucionar, y todo se ha debido al propietario del perro, tanto por su influyentismo como por su nula conciencia cívica”.

Los vecinos decidieron entonces demandar a Salgado de la Paz el que se lleve a su perro de la colonia, sin que hasta ahora hayan logrado respuesta.

Hombre parado junto a un perro

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Imagen que contiene persona, exterior, ropa, comida

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Mano de una persona

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Fotos: cortesía de los vecinos