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El silbido del caracol y los tambores acompañaron y la pinta de cruces en la calle para recordar a las víctimas de feminicidio, acompañaron durante su marcha al zócalo de Cuernavaca, a decenas de feministas, creadores, activistas y amigos de María Fernanda Rejón Molina, asesinada en diciembre pasado. La exigencia de paz y justicia se enmarcó en un enorme mandala construido con rosas de muchos colores.

Vestidos todos de blanco con fotografías y flores en las manos, los participantes celebraron un ritual prehispánico para pedir a la madre tierra abrazar la transformación de Mafer y que siga irradiando energía para seguir en el camino y las distintas luchas que emprendió.

En el contingente, una pancarta pintaba el retrato con un mensaje: “las semillas que sembraste florecerán en un campo llenas de frutos cargados de semillas. Justicia para Mafer, paz para todas”.

La marcha avanzó por la avenida Morelos, al centro de la ciudad y avanzó hasta la calle Hidalgo, luego, frente a la Casona Spencer, espacio cultural independiente, el contingente se detuvo por primera vez para recordar a la joven creadora y activista en el museo y galería donde Mafer participó de encuentros y eventos culturales. Los asistentes entonaron Gótica, canción grabada por la también cantante.

La caminata siguió hasta la Plaza de Armas, justo frente a Palacio de Gobierno donde las recibió el mandala en forma de tapete y al frente una ofrenda de semillas, flores y veladoras. Desde ahí se leyó el pronunciamiento: ​​”Estamos aquí para honrar la vida y la memoria de Mafer, para unir en un canto colectivo las voces que exigimos justicia, verdad y no repetición. Estamos aquí por todas las que nos han arrebatado y que fueron mujeres con historias y sueños”, sostuvo una mujer vestida de blanco que agregó, “Mafer quería hacer música, medicina. Con su canto acompañaba a los guardianes de los bosques, a las guardianas de la palabra y al movimiento feminista; se sabía entre hermanas. Como artista plástica honró en sus lienzos la siembra de las mujeres, la libertad de sus cuerpos y la potencia de sus luchas”.

Recordó que Mafer formaba parte de grupos de danza medicinal y acompañó con su arte y creatividad la defensa de los derechos de la niñez, la lucha de pueblos originarios, la defensa de la tierra. “Ella caminó en este mundo convencida de que la paz debía ser para todas y todos, muestra de ello son las voces que lloran su ausencia (…) Hoy señalan al estado de Morelos como un Estado feminicida. En el que, por segundo año consecutivo, cerca de 100 mujeres han sido asesinadas”.

Otra activista vestida de blanco aseguró: “honramos a Mafer y a todas las mujeres víctimas de feminicidio (…) el reclamo de justicia se convierta en digna rabia, para que no nos gane la desesperanza y dejar en la memoria de todas y todos que en Morelos se lucha por la vida digna y la seguridad de las mujeres”, y afirmó, “exigir justicia se siente tan insuficiente ante tanta podredumbre de la violencia del Estado que nuevamente nos urge a reencontrarnos y abrir nuevos caminos”.

Y llamó “a todas las madres, las hijas y las nietas de las mujeres asesinadas, desaparecidas y sobrevivientes de violencia en México a zurcir nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra tristeza, nuestra ansiedad, nuestra herida abierta de perder una hermana y perder una parte de nosotras mismas con ellas, para tejer la esperanza que requerimos para seguir este camino tan difícil hasta llegar a la justicia, pero sobre todo para exigir nuestro derecho humano a estar vivas y ser felices, pues no es posible ‘tanto amor y no poder nada contra la muerte’ como lo decía el poeta César Vallejo”.

Andrea Acevedo, de la colectiva Divulvadoras, y vocera de la acción por Mafer, aseguró que la movilización tenía como centro la demanda de justicia para ella, pero también para todas las víctimas de feminicidio y paz para todas las mujeres. Llamó a las autoridades “a no revictimizar, no solamente a Mafer sino a cualquier víctima de feminicidio”, algo que, lamentó “sucede constantemente. También por eso salimos a las calles porque Mafer podría ser cualquier mujer en este estado o en este país”. Aseguró que las autoridades estatales han evidenciado incapacidad y negligencia para abatir la violencia feminicida.

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