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Exposición "Raíces y Huellas", curaduría del Colectivo RE, en laGalería de la Torre de Rectoría.

Exposición "Raíces y Huellas", curaduría del Colectivo RE, en laGalería de la Torre de Rectoría. Jazmin Aguilar

En el marco del 13° Congreso Mexicano de Etnobiología, estudiantes y artistas egresados de la Facultad de Artes presentaron una exposición colectiva de artistas provenientes de diferentes localidades dentro y fuera del estado, como Puebla, Guerrero, Ciudad de México, Xoxocotla, Ayala y Cuernavaca. La Galería de la Torre de Rectoría es el espacio que albergó las 20 obras en las cuales resaltaron por el uso de diferentes técnicas como la acuarela, el óleo, la linografía, el grafito, la pintura al temple, entre otros.

La exposición surgió a raíz de la invitación que les hizo el congreso para participar dentro de sus actividades, la finalidad fue escoger artistas que no fueran expertos en el tema de la etnobiología, pero que su obra estuviera inmersa en la relación de arte-biodiversidad, nos comenta el subdirector del Colectivo RE, agrega: “intentamos hacer un recorrido visual que destacara las relaciones de la biología y la cultura mexicana, esta exposición explora temas como la música regional, la gastronomía, la identidad, los animales como entes biológicos y la relación espiritual que tenemos con ellos”.

La etnobiología es un campo disciplinar que estudia el uso, rol y significación de los seres vivos para las diversas culturas humanas, permitiéndonos abordar desde el dialogo de distintos saberes, las complejidades propias de los problemas socio ambientales actuales. Esta exposición es la respuesta de los estudiantes de la Facultad de Artes sobre ¿qué es la etnobiología?, a lo que es la ciencia, con ello pretenden demostrar que no todo tiene que ser tan rígido, que en la investigación de las ciencias hay contextos, realidades, cosmovisiones, tradición y cultura, que muchas veces pasan desapercibidos pero que es importante voltearlas a ver; cada obra además de retratar la relación del ser humano con la naturaleza, busca generar un impacto en la comunidad estudiantil, una mayor comunicación entre las diferentes disciplinas de las facultades de la universidad.

Tuvimos la oportunidad de platicar con algunos de los expositores como Aldo, mejor conocido como Boxhead, quien ya ha colaborado con el colectivo RE y fue el puente entre el congreso y la exposición; Boxhead trabaja con las comunidades, cambiar los entornos desde el arte y reforzar esos espacios en los que el artista se identifica con la naturaleza, “para mí, la etnobiología es despertar la conciencia de tu entorno, de tu vida natural, no se necesita ser un experto para hablar de ella, porque hablar de etnobiología es hablar de nuestra identidad, de nuestra soberanía […] siempre va a haber una relación entre humano-naturaleza, desde como nos aprovechamos de ella, hasta cómo crecemos junto a ella, en mis pinturas busco que se vean esos aspectos”. Boxhead pintó un retrato de su esposa Un dibujo de una persona

Descripción generada automáticamente con confianza media especialmente para esta exposición, “el cuadro relata las historias que su abuelita le contaba cuando era niña, mezcla elementos nativos de su comunidad, de Atlatlahucan, como la calabaza calayota y el frijol apatlashque, son elementos simbólicos de la siembra y el agua”.

También encontramos el autorretrato de Saa-Tuu, artista que utiliza la técnica mixta de carboncillo y grafito; su obra plasma a un ente sin una identidad que porta una máscara de jade del Dios Murciélago de la cultura Zapoteca, el ente se encuentra sentado entre plantas de maíz, “realicé este cuadro en una época turbia en la búsqueda de mi identidad, me di cuenta lo vinculada que estaba con la tierra, me sentía identificada con la resistencia del nopal y la milpa en la intemperie, el cómo mis ancestros encontraron reposo en nuestro entorno natural”, nos cuenta, “mi obra muestra lo importante de cuidar nuestro suelo, pues nos nutrimos y volvemos a él, hay que verlo como una retribución al uso de la tierra, un aprecio por lo que consumimos, hoy en día estamos tan alejados de entendernos como seres orgánicos”, Saa-tuu busca que los jóvenes se sientan identificados y encuentren la paz interior en el reconocimiento que nuestras raíces nos puedan dar, pues para ella “somos como milpas”. (foto3)

Otras obras tuvieron acercamientos más botánicos, como el trabajo de Brianda Tapia, originaría de Tlatlauquitepec, Puebla, ella trabaja la técnica de pigmentos naturales que recolecta durante caminatas en la sierra; Ultimo Respiro, como se titula su obra, retrata el simbolismo de los ciclos de la vida y la muerte “somos materia que se desintegra y vuelve a la tierra que nos sostiene y nos une”. Corina Rivas, que también trabaja con pigmentos naturales, desenvuelve su habilidad con la pintura al temple en retratos de iguanas, que hacen alusión al baile popular del mismo nombre del estado de Guerrero. Por otro lado, Ana Vargas explora a través de la acuarela, la simbiosis de la planta del pericón con el cuerpo humano. En Taraxacum de Esmeralda Calderón, nos presenta el proceso de floración del diente de león en relación con los tres cuerpos celestes, el sol, la luna y las estrellas. Oscar Castro, con base en una investigación bibliográfica en códices de la región de Alpuyeca, pinta la procesión de nuestros ancestros para rendir ofrenda a los “Airecitos” deidades ayudantes de Tláloc; en su lienzo vemos la fusión del imaginario prehispánico con elementos coloniales como la cruz, siendo un reflejo de la cosmogonía ancestral de los municipios de Atlacholoaya y Alpuyeca. (foto 4)

Al final del recorrido visual, algunos de los artistas exploraron en su obra la figura de los animales y su lugar en la cultura mexicana; el artista en linografía Arturo Morales expone tres piezas de su colección llamada Pequeños manjares, inspirada en los insectos comestibles de la gastronomía mexicana: la chicatana, el chapulín y el jumil, a través de estos cuadros subraya el vínculo entre la naturaleza proveedora de comida y la configuración de nuestra identidad. Yael Elí, que también trabaja la linografía, muestra algunas de sus piezas de su serie cuerpo y naturaleza, en ella vemos una mezcla de plantas con elementos humanos que muestra la conexión permanente entre ambos. En animales espirituales, Monse Glez nos muestra la perdida de la conexión con la naturaleza, ella considera que los seres humanos estamos en constante aprendizaje, su obra nos invita a escuchar la enseñanza de los animales de la biodiversidad de nuestro alrededor.

El Colectivo RE se ha enfocado en la curaduría de exposiciones colectivas, en ellas encuentran un espacio para tejer una comunidad de artistas con una diversidad de técnicas y habilidades que no solo fomentan, sino más bien reflejan la relación entre distintas disciplinas. esta exposición nos deja reflexionando que siempre va a haber una relación etnobioligíca con nuestro alrededor, reconocer que formamos parte de estos elementos que caracterizan nuestra biodiversidad, tan cercanos a nosotros, presentes en nuestras cocinas, nuestros jardines, en la fauna, en nuestras identidades, elementos que siempre han estado ahí, que no hay que olvidar; en cada obra tan diferente entre sí, se unen las voces de estos artistas en un claro mensaje: la importancia de rescatar y reforzar estos distintos saberes, abrir el panorama para comprender que perder este conocimiento es olvidar nuestro origen, las memorias ancestrales de nuestros pueblos, olvidar nuestra soberanía.